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La novia de mi hermano

Si os he de ser sincera, siempre creí que mi hermano Ramón era gay. Cuando tenía quince años era un chico sensible, amanerado y atento, no tenía ese carácter de tipo duro que se les pone a los adolescentes. Desde luego, a mí no me hubiera importado lo más mínimo, incluso me habría gustado tener un pariente cercano homosexual porque siempre nos hemos llevado bien y podría haberle ayudado si hubiera tenido problemas por su condición sexual. Pero cuando él tenía diecisiete y yo veintidós, entré en su cuarto para buscar cierto juego de la PlayStation y me topé con una revista pornográfica hetero sobre su mesilla. Si en vez de entrar yo llega a ser mi madre la que la ve, se arma un pollo de narices. Desde entonces, esa impresión de que a mi hermano pudieran gustarle los hombres, ha ido demostrándose totalmente falsa.
Ayer por la tarde, me llamó y me dijo si lo invitaba a cenar a él y a una amiga que quería presentarnos. Le dije que sí, pues la verdad tenía ganas de pasar una velada tranquila en casa con alguien y ya os dije que a JJ le cae muy bien. Apareció a las nueve de la noche con una chica despampanante. Es guapísima, con el pelo a media melena, negro como el carbón y tiene unos labios perfectos. Vestía con pantalones vaqueros bastante ajustados. En la parte superior llevaba una camisa azul claro, con el cuello levantado, dando un aire muy a los años ochenta. Durante la cena estuvo bastante callada, pero pudimos enterarnos de que estudia Trabajo Social y que llevan saliendo ya tres meses largos. Cuando acabamos de cenar, empezamos a charlar delante de unas copas. JJ y Ramón se fueron un momento a por tabaco y ella (por cierto: se llama María) aprovechó para confesarme que mi hermano le gustaba muchísimo y que se habían conocido en un concierto durante el verano. Me pareció una chavala fantástica. Solamente espero que el idiota de Ramón no la deje escapar, como suele hacer. Que yo sepa, ha tenido cuatro novias en los últimos tres años y todas ellas lo han dejado porque le da por hacer el tonto cada dos por tres y pasa de sus chicas cuando quiere. Esta vez, sin embargo, parece que va en serio.
A las dos de la mañana, hicieron ademán de irse, pero yo los detuve y les indiqué que teníamos una habitación por si querían quedarse. Dudaron bastante, pero al final aceptaron. Ramón se ha quedado a dormir muchas veces en casa, pero jamás estando acompañado. La habitación donde durmieron está junto a la nuestra y, una vez en la cama, JJ y yo estuvimos bromeando con qué estarían haciendo ellos. Le pregunté a JJ qué le parecía la chica y me contestó que estaba buena como para matar a la gente. Él es así de explícito, no se anda con rodeos. Nos quedamos callados, por ver si se escuchaba algún ruido, pero estaba bastante silencioso. Nos reímos bastante, pensando que igual ellos estaban como nosotros, atentos a ver si podían oír algo sospechoso.
Con la tontería, me fui excitando bastante, así que JJ y yo terminamos por tomar la iniciativa e hicimos el amor en ese momento. Estábamos cansados y somnolientos, pero se nos pasa todo rápido en cuanto nos ponemos en canción. Al principio procuramos hacerlo con poco ruido, pero luego pasamos de lo que pudieran pensar y terminamos olvidándonos de ellos. Estoy convencida de que, si estaban despiertos, nos oyeron. Sobre todo a JJ, que soltó un par de grititos de los suyos, de esos que siempre decimos que son la envidia de los vecinos. Fue un polvo excelente, a pesar del alcohol y el cansancio. Además, me excitó mucho el hecho de estar tan cerca de mi propio hermano pequeño y mucho más la posibilidad de que él estuviese haciendo lo mismo en la habitación contigua. Tuve un orgasmo salvaje y muy largo. Él también fue profuso a más no poder. Me dejó completamente derrengada, así que fui al cuarto de baño, me di una ducha rápida y volví a la cama para descubrir que se había quedado dormido, aún completamente desnudo, sobre las sábanas.
Esta mañana me he levantado madrugadora (no llegan a las nueve y media y ya estoy escribiendo aquí) y mi hermano y su novia no dan señales de vida. JJ está profundamente dormido también, pero va a ser su último fin de semana de vacaciones y quiero que vuelva al trabajo con ánimo y buen talante. Sé que cada cierto tiempo, los hombres se empalman en sueños. Voy a mirar al cuarto cada quince minutos y, en cuanto la vea levantada, le voy a dar un despertar como pocos ha tenido. Y si mi hermano lo oye desde su cuarto, mejor para él.

¿Qué hago?

El otro día os conté que una de mis mejores amigas se había largado del trabajo tras una bronca gorda con el jefe de Calidad (alias Saza). Pues bien, la llamé esa misma noche y quedamos para tomar un café ayer mismo. Ainhoa, que así se llama, me contó que no había sido para tanto, que, simplemente, llevaba tiempo queriendo decirle a Saza cuatro cosas bien dichas y que había aprovechado la ocasión. Según parece, lo puso verde. Y más verde me puse yo, pero de envidia, porque el tío es un baboso que se pone ciego de mirarnos el culo cuando pasamos por el pasillo. Especialmente con la nueva, que, por cierto, corrijo lo que comenté el otro día de ella: es una chica estupenda, divertidísima, con un fino sentido del humor y la cabeza muy bien amueblada. Sigue fastidiándome su lenguaje, pero cada vez lo noto menos. Solamente pido que no se me pegue. No me soportaría a mí misma. En cuanto a Saza, el tío lleva una cara de perro que no se tiene desde entonces y, según han dicho, le confesó a uno de los de Calidad que jamás nadie le había insultado de ese modo. Ainhoa me ha contado que al principio solo le dijo "viejo verde" y "salido mental", pero que luego le advirtió que más de una se había planteado cruzarle la cara la próxima vez que lo pillase con sus miraditas. A mí no me molesta que me mire, mientras no me diga nada. Es más, pienso que es un pobre desgraciado, un solterón de cincuenta y tantos años que seguro que solamente folla pagando.
El caso es que Ainhoa no se ha largado porque sí, sino que se ha ido porque ha montado una academia de informática con su marido y un socio más. El marido es psicólogo, creo, o pedagogo, no lo tengo claro. Ella es ingeniero informático y el socio, maestro de primaria. Abren el garito dentro de diez días y, lo alucinante es que me ha ofrecido un puesto en la empresa, como administrativa. Me dijo que cobraría lo mismo que donde estoy, más o menos, pero que, de cuando en cuando, podría dar algunas clases de ofimática o de contabilidad y ganarme un sobresueldo bastante suculento. La verdad es que donde trabajo estoy a gusto (a veces) y que esto de tener contrato indefinido, aunque no sea como antes, no es como para dejarlo a la primera de cambio.
JJ, como siempre, es parco en consejos. ¿Habéis leído el Señor de los Anillos? En un momento dicen "no les pidas consejo a los elfos, porque te dirán a la vez que sí y que no". Pues JJ es así. Cuando se lo conté, se quedó mirándome como atontado y luego me confundió más aún. El tío insistió en que más vale pájaro en mano que ciento volando, pero luego saltó con que la oportunidad la pintan calva, así que estoy hecha un lío.
Para tranquilizarme, JJ decidió tirarme los trastos a lo bestia y, aunque no estaba yo para muchos trotes, me dejé llevar. Hicimos el amor apasionadamente, pero muy despacito, casi como si no quisiéramos terminar nunca. Además, le dio muy fuerte por el sexo bucogenital y tuve que pedirle que parase porque iba a dejarme toda irritada de tanto chupeteo. Después de esa llamada de atención, se vino hacia mí y, casi sin avisar, empezó a hacérmelo con detenimiento, raro en él, que suele gustarle el sexo agitado. Fue un acto lento, de mucho beso y caricias, sin apenas más acelerones que los típicos de cuando estás ya a puntito. Me quedé exhausta y él más aún, pero al poco estaba otra vez dándole a la cabeza al asunto de la nueva propuesta laboral.
Esta mañana en el trabajo no he podido concentrarme en absoluto y casi me pilla una de las jefas (porque donde curro hay más jefes que indios) mirando al techo y pensando en las avutardas. ¿Qué puñetas hago? Trabajar con Ainhoa puede ser divertido, no tendré tanta presión como en la compañía y no sería una más de casi cuatrocientos trabajadores. Trabajar en un sitio con solo seis o siete compañeros como mucho tiene sus ventajas, pero, por otro lado, la seguridad de trabajar para una empresa grande, boyante y con perspectivas de futuro, es muy tentadora. Conforme escribo esto, me decanto por quedarme donde estoy, pero ¿seré demasiado cobarde como para arriesgarme o es sentido común lo que me pasa?

La nueva de Relaciones Laborales

Bueno, pues el retorno al trabajo no ha sido tan traumático como creía. La verdad es que en estos momentos está todo bastante tranquilo. En Julio pasamos una auditoría de Calidad y otra de Finanzas, así que nos pusimos todas de los nervios y ahora estamos en temporada de bajón. Sin embargo, me he enterado de que la semana pasada, estando yo de vacaciones, una de mis mejores amigas del curro ha pedido el finiquito. La he llamado a casa a ver qué había ocurrido, pero no contesta. Dicen que tuvo una discusión muy fuerte con el propio jefe de personal (un tío que se parece bastante al actor Sazatornil y que tiene la voz como si hubiera bebido cazalla desde el biberón) y que se largó sin dar los quince días siquiera. Para sustituirla, han traído a una monada de criatura: veintitrés añitos, recién diplomada en Relaciones Laborales, ojazos enormes y más pijo imposible.
Reconozco que yo me he vuelto bastante pija en los últimos años: me encantan cosas como ir a un bungalow en lugar de la tienda de campaña de antes y no le digo que no a cenar en un restaurante caro en lugar de irme de bocatas, pero lo suyo es grave de narices. Para empezar, dice "co", "¿sí o no?", "súper", "mega" y "me quedo muerta" cada dos por tres. Lo cierto es que es una chica muy simpática, pues he tenido oportunidad de hablar con ella un rato esta mañana, pero me pone de los nervios con su vocabulario de Gran Hermano. La chica, para más INRI, es un verdadero bombón: bajita, con cara de niña traviesa (incluso algunas pequillas sobre la nariz y encima de los pómulos) y culo redondeado. Los comentarios de los chicos se han oído toda la santa mañana y como la envidia corre como la pólvora, los de las chicas también. Yo me llevo de muerte con los chavales y uno de ellos me ha confesado que alguno ya ha estado tanteando el terreno a ver si tiene novio o no. Lo que yo digo: que los hombres son como críos cuando se ponen. Cuando se lo he contado a JJ, lo primero que me ha dicho es: "¿Y de verdad está tan buena como dicen?". Vamos, como si fuese un videojuego, pero en femenino.
Por cierto: hoy JJ se ha largado de compras él solito, sin que nadie le dijera nada. Está raro, pero raro rarísimo. Si fuese crédula, diría que lo han abducido los extraterrestres. Generalmente, se le tiene que empujar para que vaya a comprarse ropa y más de una vez, cuando me he ido yo, me ha encargado que le compre algo. Este tío le tiene alergia a ir de tiendas. Bueno, pues llega hoy y, después de comer, me dice que se va a comprar un par de camisas y que vendrá luego. Le digo que si le acompaño y me suelta que no, que quiere ir solo.
Vamos, que menos mal que no soy celosa, porque suena a quedada con una amante...
Aunque lo que sospecho es que va a comprarme algún regalo, ya que se acerca nuestro aniversario de empezar a salir. Nos enrollamos por primera vez el 28 de agosto, pero decidimos salir más en serio hacia finales de septiembre, así que para estas fechas, solemos hacernos algún regalo barato (generalmente libros) por aquello de no perder costumbres de cuando novios. El año pasado me trajo una verdadera bazofia cuyo título no pienso decir no vaya a ser que a alguien le dé por leerlo a ver si es tan malo como digo. Creedme, lo es. Este año, espero que acierte.
Por mi parte, le he comprado un ejemplar de bolsillo de "Emilio o de la Educación", de J.J. Rousseau. Le encantan semejantes tochos y se lo leyó durante la carrera, pero no lo tiene. Espero que no me haga leerlo con él...
Ya veremos a ver qué pasa. Por ahora, sedme buenos, ¿eh?

Finalizando las Vacaciones

Pues eso, que se me ha acabado lo bueno. A JJ le queda una semana aún, pero yo vuelvo mañana. Eso sí, para noviembre, yo tendré quince días y él solo una semana, pero ahora podéis imaginar qué envidia me da. El caso es que esta tarde me la ha dedicado a mí y eso me mola bastante, la verdad. Hemos ido a dar una vuelta por el mercadillo que ponen los domingos, me ha comprado un par de camisetas y luego hemos ido a cenar a un restaurante al que fuimos hace años y no habíamos repetido nunca. Por la tarde íbamos a ir al cine, pero al final nos ha entrado pereza y hemos preferido irnos a casita. Como despedida de mis vacaciones me ha deleitado con un baño de espuma en el que él me ha frotado mientras yo me relajaba con el agua. El muy bestia ha echado medio bote de gel en la minibañera que tenemos y aquello parecía que se salía del borde.
Ya os dije lo mucho que me pone a mí darme un bañito, así que me ha entrado una calentura que para qué, mientras me pasaba la esponja por todas partes. Podéis imaginaros que nos hemos ido a la cama directamente después, pero antes le he agarrado en el pasillo y le he desnudado por completo mientras bailaba para él. Se ha puesto como una moto, porque siempre está diciendo que hace mucho que no disfrutamos del sexo en ninguna parte salvo en el dormitorio y en cuanto le hago cualquier cosa en otro sitio, se pone a morir.
Ha sido una verdadera maravilla de sesión erótica, dicho sea de paso. Hacía mucho que JJ no se empleaba tan a fondo (podéis tomarlo como juego de palabras) en estas lides. Ha sido muy cariñoso y se ha pasado un buen rato dándome masajes por los muslos y los costados, cerquita, cerquita, pero sin llegar a tocar. Para cuando él ya estaba más que lanzado, he sido yo quien se ha dedicado a darle caña, así que en el momento de ponernos en serio, ambos lo deseábamos con todas nuestras fuerzas. Nos lo hemos pasado como dios.
Hacia las ocho y media de la tarde JJ se ha puesto en canción otra vez (ya os digo que las vacaciones son un puñetero afrodisíaco para este hombre) y hemos regresado al catre, pero ya no ha sido tan especial. No por nada, sino porque unos vecinos que tenemos al lado han empezado a discutir a grito pelado y nos ha cortado bastante el rollo. Son una pareja que tienen unas broncas que para qué y durante el verano, con las ventanas abiertas, se oye de todo. La verdad es que a mí me resulta difícil concentrarme en el placer mientras otros están discutiendo como animales. Hasta JJ, que cuando está haciéndolo no percibe el exterior, ha dicho que le ha resultado bastante complicado estar a lo suyo.
Hemos decidido repetir mañana, porque nos ha sabido a poco el segundo.
De todos modos, en el trabajo voy a tener que armarme de paciencia, porque fijo que el follón del viernes no se ha olvidado y va a haber sesión de cotilleo a lo bestia. Creo que me iré a dormir pronto, que necesitaré fuerzas para soportarlo.
Hasta otra.

Isla de Lesbos

Hay un ingeniero joven en mi trabajo. Su nombre es Carlos, está en el departamento de Calidad y entró a currar hará algo menos de dos años. Desde el principio se le vio cierta predilección por una de mis compañeras, una chica de unos treinta que se llama Malena. A nosotras nos daba bastante pena, porque Malena es lesbiana y sus pretensiones no tenían muy buen futuro. Malena estuvo saliendo con un chico durante seis años y, cuando ya hablaban de boda y todo, lo dejó por una antigua amiga con la que apenas duró tres meses. Desde entonces, solamente sale con otras chicas y ha dejado muy claro que no quiere saber nada de hombres. Carlos se enteró de la condición sexual de Malena cuando llevaba ya casi un año detrás de ella. Y le sentó bastante mal.
El caso es que ayer me mandaron un mensaje diciendo que habían hecho una quedada los del curro para tomar unas copas y me fui, sobre las diez de la noche, a ver qué contaban. Estaban los dos: Malena y Carlos, pero también estaba una despampanante mulata llamada Estrella, que era la actual compañera de Malena. Carlos estaba que trinaba. Estrella es de la República Dominicana y baila salsa como si hubiera nacido en una academia de baile. Además, era muy erótico verlas (y lo dice una a la que las escenas lésbicas la dejan fría, por lo general). Se frotaban la una con la otra, agarradas de la cintura y moviendo las caderas con la pierna de la pareja entre las suyas. En una ocasión, Estrella se puso detrás de Malena y la agarró suavemente de los pechos mientras flexionaban las rodillas contoneándose. No había ningún chico (ni chica) en la sala que no las mirase, con o sin disimulo. Cuando venían a charlar con alguien, lo hacían igualmente agarradas y Malena no paraba de acariciar a Estrella en cuanto tenía ocasión.
El caso es que Carlos se tomó alguna copa de más y empezó a despotricar contra ellas. Se pasó toda la noche diciendo barbaridades y soltando chistes de mal gusto contra las lesbianas y comentando cosas como "a esas dos les hace falta una buena polla para dejarse de chorradas".
Carlos es un tío, por lo general, bastante simpático y nunca ha parecido homófobo, pero ayer se pasó tres pueblos. "Ésas serán muy lesbianas, pero luego bien que se lo montan con una polla de plástico", dijo. Lo decía en voz alta, señalándolas descaradamente con el dedo y, al final, Estrella estuvo a punto de darle de bofetadas. Alguien tuvo la maravillosa idea de llevarse a Carlos a la otra esquina del bar y todo quedó en una mera anécdota desagradable.
Supongo que será una mezcla de celos y orgullo herido, porque no me explico cómo Carlos pudo ponerse así. Malena, por su parte, vino hasta donde estábamos algunas de las compañeras y nos dijo que estaba harta de las insinuaciones del ingeniero en el trabajo y que quería demostrarle, de una vez por todas, que no tiene nada que hacer. Yo le dije que podía haber sido más discreta, que no hacía falta frotarse con Estrella delante de sus morros para eso, pero me contestó que "a grandes males, grandes remedios". Le pregunté si se había sentido acosada en algún momento y reconoció que no, que Carlos siempre había sido muy amable con ella (hasta esa noche), pero que no aguantaba que le tirase los tejos sabiendo su orientación sexual. A mí me parece que el chico no lo hacía con mala intención: creo que está encoñado con ella, nada más.
Estrella y Malena se fueron un buen rato antes de que lo hiciéramos los demás. Carlos llevaba una borrachera de impresión en ese momento y se lo llevó un compañero que vive cerca de su casa. Pasamos el resto de la noche comentando la jugada. Por lo general, los chicos que había se lo tomaban con sorna, diciendo que Carlos era tonto por no darse cuenta antes. Las chicas decíamos que Malena se había pasado un poco con él, aunque todas coincidimos en que había sido un cerdo esa noche. Yo dije que me había parecido una chiquillada tremenda, algo que suele hacerse con diecisiete, pero no con treinta años.
Cuando he llegado a casa eran más de las cuatro. JJ estaba completamente dormido y ni se ha enterado. Es la virtud de este hombre, no duerme, sino que entra en coma. Apenas he dormido, aunque no sé por qué. Me he despertado a las ocho menos cuarto y no ha habido forma de volver a conciliar el sueño. Supongo que esta tarde me voy a echar una siesta que para qué.
Un besito a todos.

De regreso

Pues acabamos de volver de Palencia. El pueblecito estaba bien, pero ha hecho un frío que pelaba, especialmente de noche. La familia de JJ era muy maja, pero no hemos tenido mucho que hacer en todo el día. He debido engordarme dos o tres kilos, porque allí se ponen de curados hasta las orejas y hemos comido el doble que de costumbre. Estábamos sus su tío y su mujer (una pareja excelente, de casi cuarenta, que llevaban saliendo apenas un año), una hermana de ella y su hija de dieciocho añitos, que vivían en el mismo pueblo. La prima de JJ se quedó a dormir dos noches con nosotros, porque nos hicimos bastante amigas al final. Creo que estaba necesitada de tener a alguien diferente con quien hablar y tuvimos hasta una conversación de mujer a mujer, sobre chicos y sobre lo carcas que eran en ese pueblo. Según ella, está deseando largarse a alguna ciudad grande en cuanto pueda, pero tiene aún tres asignaturas de segundo de bachillerato y tardará un año en irse. Quiere estudiar periodismo en Pamplona, pero no sé si, en realidad, lo que quiere es un poco de libertad.
Me lo he pasado bien, pero había ratos en los que deseaba estar en casita, la verdad. En cuanto al sexo, JJ ha estado igual de activo que siempre, pero la familia apenas nos ha dejado intimidad. Incluso de noche había que tener cuidado, porque estábamos durmiendo al lado de la primita y no era plan de darle un espectáculo sonoro. Hicimos el amor el lunes por la noche y aquel camastro hacía un ruido espantoso, así que tuvimos que terminarlo echando el colchón al suelo. Luego no veas el cuadro para volver a subirlo y dejarlo todo bien disimulado...
Eso sí, ayer por la tarde se fueron todos a dios sabe dónde y nos escaqueamos con lo de hacer las maletas y nos quedamos solos en la casa. Lo primero que hicimos fue buscar un sitio donde no tuviéramos que pelearnos con camas sonoras. Eso fue muy divertido: pasearnos por la casa, enrollándonos cada dos por tres y metiéndonos mano mientras nos partíamos de risa sugiriendo lugares. Al final, decidimos hacerlo en un sitio muy inesperado. Jamás me lo había montado en una bodega, hasta ayer. Era un sótano pequeño, lleno de estanterías con botellas de vino y algunos curados colgando de la pared. Había un baúl que no abrimos, pero que era precioso, de madera vieja, labrado con dibujitos con forma de animales de granja. El tío que lo hizo debió pegarse una currada de narices.
JJ sugirió hacerlo allí, en la bodega, porque decía que, si volvían por sorpresa, era más disimulado que estar en nuestro cuarto, pero creo que la verdad es que le daba morbo. Estuvo de muerte, hacerlo sobre una manta en un suelo que tiene más años que mi padre, aunque cierto bulto casi me deja los riñones fuera de combate. JJ se rió de aquello y lo castigué poniéndolo a él debajo. Después, me dio la razón. Al final, acabamos levantándonos y terminando de forma muy sui géneris, yo apoyada en la pared con las manos e inclinando el cuerpo, mientras él estaba detrás de mí. Además, tardaron mucho en regresar y pudimos estar un buen rato después charlando, fumándonos un canuto y casi nos ponemos en canción otra vez. Aparecieron cuando estábamos otra vez repasándonos con las manos.
Hemos vuelto por la mañana a casa y JJ estaba reventado de conducir, así que se ha echado a dormir después de comer. Yo estaba deseosa de escribir en el diario y por fin lo he conseguido. No sé, esto del blog no me convencía demasiado al principio, pero ahora parece que es como una adicción más que me ha salido.
Un saludo a todos, espero que lo hayáis pasado tan bien como yo, o incluso más.

Noche estrellada y parejita feliz

Pues ayer por la noche, por fin, tuvimos un cielo claro y despejado de nubes. Soy aficionada a la astronomía y una de las cosas que no me gusta dejar pasar es tener la oportunidad de mirar al cielo en el monte y disfrutar de todo lo que se ve. JJ y yo nos fuimos, allá a las doce y pico de la noche, hasta una zona apartada del cámping, sin niguna luz, y estuvimos allí un par de horas, mirando al cielo, hablando, contando estrellas fugaces y esas cosas. A mitad de sesión astronómica, JJ hizo un porrito de los que le habían dado hace unos días y lo cargó bastante. Joder, salía un olor de esa zona del cámping que no sé cómo no vinieron todos los usuarios a ver qué pasaba.
Cuando ya estábamos bastante colocados, me dio por acariciar a JJ lascivamente. No sé, debía ser la mezcla de todo. No tardamos nada en estar metiéndonos mano como dos adolescentes, mirando de reojo hacia una caravana que no estaba lejos y donde había una familia todavía despiertos. JJ se puso como una moto. Me quitó la camiseta y empezó a jugar con mis pechos, pero a mí me daba corte hacerlo allí mismo. Decidí hacer algo que hace mucho que no practicaba: le hice una paja a JJ.
Eso es algo que suele dejarse de lado cuando pasas a mayores, pero sigue siendo muy placentero (para ambos). Casi se me había olvidado lo que se siente. Se tumbó en el césped y yo le besaba en la boca, en el cuello y los pezones mientras manejaba su instrumento. No tardó casi nada en terminar, el chico. No sé si es que lo hago bien o si estaba ya a puntito cuando empecé. Después nos fumamos un cigarrillo y volvimos a nuestro bungalow. Ni que decir tiene que hacerle una paja me había puesto a mil por hora, así que estaba deseando llegar para que me desnudase y me llevase a la cama inmediatamente.
Los vecinos estaban teniendo una bronca descomunal. Por lo que me pude enterar (pues gritaban como locos), era una chiquillada en plan "fulanito es mío, aparta tus manos de él" y cosas así. La que más gritaba era la que en días anteriores se dedicaba a remojarse debajo de la lluvia canturreando "U can leave your hat on". Con la pinta de liberada que tenía y resultaba ser una celosa de cuidado...
JJ y yo nos reímos bastante de sus chorradas, pero en breve decidimos pasar completamente de los jóvenes y culminar lo que no habíamos hecho en el exterior. Podéis llamarme carca, pero donde esté un buen sitio cómodo y a cubierto...
Después de hacer el amor, nos quedamos despiertos, sobre la cama, hablando durante mucho rato. Pensé que repetiríamos, pero cuando faltaba poco para el amanecer, JJ se quedó dormido y yo no tardé mucho más. Al despertarme, JJ no estaba en la cama. Me he levantado, lo he buscado por el bungalow y no lo he encontrado. Me puse una camiseta y unos pantalones cortos y salí fuera a ver qué puñetas estaba haciendo. Era casi mediodía y no aparecía por ningún lado. Me metí dentro y me pegué una ducha bien relajante.
Volvió al cabo de media hora con una botella de vino. Se había ido a un pueblo que hay cerca para comprarla, así que nos hemos pegado una comilona de las de agárrate y no te menees y nos la hemos acabado. Para seros sincera, llevo un pedo considerable mientras escribo. Durante toda la comida hemos estado hablando de un modo muy picante, recordando la escenita de anoche y prometiéndonos más en cuanto podamos. Por mi parte habría vuelto a la cama al terminar, pero ya se sabe que tras un banquete, la sangre se concentra en el estómago y no conviene forzar la maquinaria en otras partes. JJ se está echando una siesta y yo me he venido a escribir un ratito.
Por otro lado, cuando estábamos comiendo hemos recibido la llamada de unos tíos de JJ que viven en Palencia, en un pueblecito al norte. Resulta que se casaron hace dos meses y no pudimos ir a la boda y nos invitan ahora a pasar unos días allí con ellos. En realidad, no me resulta muy atractiva la idea, porque estar unos días rodeados de familiares a los que apenas conoces y aburriéndote en un lugar que te es desconocido no es mi paradigma de buenas vacaciones. JJ tampoco está muy por la labor, pero ha dicho que era un compromiso y que encontraría el modo de que nos lo pasásemos bien.
Supongo que, al final, me gustará la experiencia, porque me encanta visitar pueblos y ver los restos arquitectónicos, las iglesias, los castillos y todo eso. Se supone que mañana a mediodía dejamos el cámping, regresamos a casa (llegaremos bien de noche) y que el martes nos iremos hasta Palencia. No sé si allí podré encontrar un sitio como éste, donde escribir en el diario, así que me despido de vosotros hasta más leer.
¡¡Sedme buenos!!

Paseo por la montaña

Bueno, pues anoche los chavales tuvieron la juerga montada hasta las tres y pico, armando una bronca estupenda. Nosotros pasamos de todo y seguimos a lo nuestro, incluso nos reíamos a veces escuchando las barbaridades que se decían. Me da la impresión de que allí nadie es pareja de nadie, pero que van a acabar montándoselo todos juntos, a este paso. Por la mañana, uno de los trabajadores del camping les ha echado una bronca porque algunos de los que están cerca han protestado, pero no creo que esta noche vaya a cambiar nada.
Nosotros nos hemos dedicado a conducir hasta cerca Boltaña, hemos visitado el pueblo, así como los alrededores, nos hemos metido en mitad de una pista forestal y hemos aparecido en Casa Cristo, con los pies hechos polvo de caminar. Tras una comida frugal y un descanso bien merecido, yo pensaba regresar pronto, pero JJ se ha empeñado en echar un polvo en pleno monte. Ya os conté mi problema con la hierba, así que no es que haya sido ninguna maravilla, pero no ha estado mal del todo. Lo flipante ha sido cuando, después de terminar, yo me he puesto la ropa y JJ no. Se ha quedado encima de una toalla, con una camiseta y sin nada debajo. Han aparecido entonces unos montañeros y han pasado como a tres metros de nosotros. Creo que no nos han debido ver, porque estábamos tapados por unos árboles, pero JJ casi se muere de la risa cuando se han largado.
Esas cosas a JJ le molan una pasada. Creo que es un exhibicionista en potencia, porque nada más largarse se me ha acercado de nuevo con carantoñas y cariñitos hasta que le he dicho que hasta que lleguemos al bungalow, nada de nada. Hemos descansado un ratito más y hemos regresado a Boltaña.
Gracias al cielo no nos ha pillado ningún chaparrón: cuatro gotas a mediodía, pero nada más. Hemos tenido una suerte espantosa, la verdad. Ahora mismo acabamos de llegar al cámping y JJ se ha metido en la ducha, mientras yo venía a escribir esto. Mucho hablar de sexo, pero está hecho polvo de caminar y lo más probable es que se haya quedado dormido (precisamente me he ido para que pudiera echarse una siesta). Yo también ando bastante tocada, así que me voy ahora mismo a hacerle compañía en la camita y os cuento más cuando pueda.
Sed buenos...

Agüita y refugio

Bueno, pues lo cierto es que hoy ha estado bastante nublado y lloviendo a trompicones por aquí arriba. Ayer y antesdeayer también llovió bastante, pero supongo que con la emoción de los primeros días, como que nos parecía que era menos. Hemos dado un paseíto corto siguiendo la ribera de un río y hemos comido debajo de una cornisa pequeña, guarecidos de una densa lluvia que ha empezado sobre las doce y media y no ha terminado hasta las tres. La tarde la hemos dedicado a estar dentro del bungalow (podéis imaginaros qué estábamos haciendo, porque no nos hemos traído el Monopoly... :-D).
En el bungalow que hay justo a nuestra derecha se han instalado esta mañana tres chicos y dos chicas jóvenes, de unos diecisiete o dieciocho años. Supongo que estarán gastando los últimos cartuchos antes de volver a clase. Si queríamos paz pirenaica, la hemos fastidiado bien... Llevan ahora mismo seis horas consecutivas con la música a toda marcha. De vez en cuando salía uno de ellos y se remoja debajo de la lluvia. Cuando salía un tío, solía hacer el idiota, saltando sobre los charcos y esas cosas. Cuando salía una chica, se ponía a bailar a lo erótico y además lo hacía sin sujetador, porque cuando se le mojaba la camiseta se le veían las tetas a través. Espero que si montan una orgía esta noche, sean discretos, porque JJ dice que están empezando a cansarle. Aunque eso sí, le he pillado mirando a las chicas cuando salían a remojarse.
Tengo que dejaros. Es tarde y van a cerrar la sala de ordenadores. Un tío de perilla y camiseta de kukuxumuxu acaba de pasar diciendo que vayamos cerrando. Voy a volver con los jóvenes ruidosos y mi marido cabreado. Hasta la próxima.

Desde el Pirineo Aragonés

Hola a todos. Estoy ahora mismo en pleno Pirineo Aragonés, disfrutando de unas ventoleras bastante considerables y un tiempo fresquito fresquito. ¿Envidia? Pues mucho más cuando os diga que ayer dedicamos el día a visitar San Juan de Plan y alrededores, que son fantásticos. Quisimos subir a la Basa de la Mora, que es un paisaje increíble, con lagos de montaña y mil maravillas más, pero no pudimos porque empezaba a hacerse tarde y es un buen rato de subida (y otro tanto de bajada). Nos hemos propuesto hacerlo mañana, pero no sé cómo saldrá el tiempo, porque un abuelo del pueblo nos ha dicho que llovería y esos tíos suelen ser estaciones meteorológicas en pequeño.
Las vacaciones están siendo estupendas en todos los sentidos, incluso a pesar de que ayer le conté a JJ lo de su colega el baboso. Me contó que no le extrañaba en absoluto, que él no se había dado cuenta hasta entonces, pero que lo hace con todas las chicas del trabajo y que todas están hasta la coronilla de su modo de acosarlas. Según me ha contado, hace un año a punto estuvo de que lo despidieran porque una de ellas se quejó por su comportamiento. Me ha dicho que no le haga caso y que, si se pasa más de la cuenta, que le suelte una fresca, que no le importará y que, como se ponga tonto, la tendrá con él.
Conozco bastante bien a JJ y sé que no es celoso ni violento (pobrecito mío, si creo que no mataría una mosca), pero también sé que le sienta como un tiro que traten mal a la gente que quiere, especialmente a mí y a su hermana pequeña. De todos modos, espero que no se repita la escenita del otro día nunca más y tengamos la fiesta en paz.
Bueno, creo que tengo que dejaros porque JJ está metido en el bungalow haciendo algo de cenar y tengo bastante hambre. Ya os dije que esto de la montaña nos abre el apetito a lo bestia. En cuanto a lo del sexo, pues no hemos tenido mucha oportunidad, porque nos pegamos un palizón de andar bastante extenuante y a ver quién era el guapo que se mantenía despierto una vez metidos en la camita. También supongo que JJ no aguantará mucho sin hacerme uno de sus Bailes Nupciales...
Os dejo, sed buenos, no hagáis cosas malas y disfrutad todo lo que podáis.

El amigo de JJ

Es la una de la madrugada y no puedo dormir, así que he dejado a JJ en la camita, soñando con los angelitos y me he venido a escribir mi último artículo antes de irnos de vacaciones. Os dejé con que JJ se había ido a almorzar con los de su trabajo y que yo tenía unas ganas locas de que volviera para darle una tarde de sexo.
Pues bien, llamó a eso de la una diciendo que si me importaba que invitase a comer a alguno de sus amigos y le dije que vale, aunque con la boquita pequeña. Sus amigos no me caen mal, la verdad, pero hay uno que no para de tirarme los trastos veladamente. Ese precisamente estaba entre los invitados y, aunque durante la comida se comportó, en cuanto terminamos y fui a la cocina a preparar unos cafés, se vino detrás de mí. Dijo que iba a ayudarme, pero estuvo todo el rato diciéndome lo guapa que estaba, la suerte que tenía JJ y lo mal que le iba con su mujer. Me entraron ganas de mandarlo a la mierda, pero no quería armar un escándalo delante de todos. ¡Podía sentir su mirada clavándose en mi culo cuando he ido al salón con el café!
Nos tomamos el café y unas copas y el colega no paró de mirarme como si me devorara con los ojos. Incluso se sentó a mi lado en un momento y me agarró de los hombros diciendo "¡qué mujer más estupenda tienes, JJ!". Me dio un asco que para qué. Es un baboso increíble. Antes de irse, al darme los dos besos de despedida, me ha agarrado de la cintura y me ha apretado hacia su cuerpo, casi como si quisiera frotarse, o algo así. Como los que aprovechan las multitudes para tocarle el culo a las chicas, más o menos.
Cuando se fueron, se me había pasado el buen rollo y estuve toda la tarde un poco en mi mundo, pasando bastante de hablar. JJ me abordó hacia las diez de la noche y me preguntó qué me pasaba, pero le dije que nada. Después de eso, hemos estado un rato preparando los últimos detalles del viaje y nos hemos metido en la cama. JJ se ha dormido hace como una hora y yo no paraba de darle vueltas al asunto. Sé que si se lo cuento, JJ dirá que soy una exagerada y que el chico no tiene malas intenciones, pero yo estoy segura de que sí.
De todos modos, no pienso arriesgar mis vacaciones por culpa de un salido baboso.

Noche de ejercicio

Pues como os dije, el jueves teníamos mesa reservada en un restaurante. Nos vestimos como si fuésemos a irnos a una fiesta de la jet-set marbellí, por lo menos. Me puse una camiseta negra que tengo, bastante sugerente, y una falda corta que cuando éramos novios volvía loco a JJ. Esta vez también lo puso bastante mirón, por cierto. Por la calle, caminando, no podía dejar de tocarme el culo de vez en cuando y a mí eso me divertía.
La cena estuvo de maravilla y casi nos agarramos una cogorza bebiendo Lambrusco que para los que no lo sepáis, es un vino rosado italiano que con la pasta va de muerte. La verdad es que a mí con dos vasos de vino se me pone ya el color en las mejillas y con tres, empiezo a decir tonterías.
Cuando salimos del restaurante íbamos los dos con muchas ganas de recuperar viejas conductas y fuimos a los bares donde solíamos salir. Están todos bastante cambiados, pero el espíritu sigue siendo el mismo: música de los ochenta-noventa, más tranquilidad que en los bares de moda y viejos amigos a los que nos encontramos. Me resulta curioso comprobar que mucha gente sigue llevando el mismo ritmo de vida años y años, sin apenas cambiar nada. Nos encontramos con muchos conocidos y personas con las que antes coincidíamos casi cada fin de semana. Nos pusieron verdes diciendo que ya no nos movemos, que parecemos una pareja de jubilados y todo eso, pero nos sentó bien un rapapolvo porque lo cierto es que apenas salimos desde que nos casamos.
Hacia las dos de la madrugada, JJ empezó a ponerse más cariñoso de la cuenta. Seguía con su intención de acabar haciendo el amor en algún sitio público y, por mi parte, empezaba a verlo con mejores ojos.
Al salir, más de las tres y media, nos dirigimos hacia casa caminando lentamente, disfrutando de la noche veraniega. A cada rato, JJ me detenía para darme algún beso y su mano no paraba de intentar colarse por debajo de la faldita. Al final, encontramos un pequeño parque a mitad de camino y JJ propuso sentarnos en el césped un rato. Yo sabía lo que pretendía, pero acepté, sin tenerlas todas conmigo aún, pero bastante convencida.
Una vez nos sentamos, el tío saca una piedra de hachís y yo me quedo a cuadros. Me dice que se la ha dado un colega hace unas horas y que si me apetece uno. Hacía como tres o cuatro meses que no me fumaba un porro y le dije que lo hiciera, que la sorpresa había sido morrocotuda. Mientras lo hacía, yo decidí darle una sorpresa a él y empecé a meterle mano descaradamente. De nuevo como la canción : "nos pusimos como motos con la birra y los canutos". Además del mismo intérprete, fíjate.
Fue estupendo enrollarnos como dos críos tumbados en la hierba del parque, tocarnos por todas partes y fumarnos un par de canutos allí, despreocupados de todo. No llegamos a hacerlo, pero el calentón fue fantástico. Me puse a cien, pero empezaba a picarme todo y pensé que sería más cómodo en casa. Siento si parezco una maruja de cincuenta años, pero es que prefiero disfrutar como es debido. Eso sí, durante todo el camino no pensaba más que en llegar a casa de una puñetera vez. En el portal de casa, empujé a JJ contra la pared, le desabroché el pantalón y jugué con él un ratito, solo de precalentamiento. Al subir por las escaleras, podía sentir su mirada clavándose en mi culo, la verdad.
Al llegar a casa, completamos el acto por fin. JJ no me dejó llegar al dormitorio. Lo hicimos sobre el sofá, que es un poco más incómodo que en la cama, pero muy satisfactorio también, no os creáis. Lo más divertido de todo fue comprobar que apenas hemos cambiado a la hora de hacer el amor. Ahora estamos bastante más relajados que cuando éramos novios, porque ya no lo hacemos a todas horas como si fuesen a fusilarnos en cualquier momento, pero cuando nos ponemos, seguimos siendo los de siempre.
Apenas nos quitamos ropa. Fuimos directamente al grano y JJ parecía querer que saliese fuego de nuestros cuerpos, a juzgar por cómo me acariciaba por todas partes. La verdad es que estuvo todo muy bien. Cuando estábamos ya aliviados de la calentura, nos fumamos un cigarrillo en el sofá y nos metimos en la cama.
Ya os dije que JJ estaba más salido que el pito de una tetera cuando estamos de vacaciones, así que por la mañana insistió para que nos duchásemos juntos y acabamos como podéis imaginaros. Como hacer algo en nuestra diminuta bañera es bastante complicado, nos dimos una buena ración de sexo bucogenital (porque sexo oral es hablar de sexo, no nos equivoquemos) y volvimos a la camita antes de que aquello se hiciera imparable.
El viernes por la tarde estuvimos dando una vuelta por el centro, comprando algunas cosas para nuestro viaje al Pirineo y después al cine. Vimos "Yo,Robot", que tenía ganas de verla porque me encanta Asimov, aunque ya sabía que la peli poco tenía que ver con la saga. Me gustó, pero porque a mí me encantan las pelis de ciencia-ficción, no porque la considere muy buena en otros aspectos.
Por ahora, las vacaciones están siendo estupendas, pero espero que a partir del lunes, en la montaña, estén mucho mejor. JJ se ha largado esta mañana con unos compañeros de trabajo, que habían quedado para almorzar. Yo estoy aquí escribiendo y no pienso dejar que esta tarde salga de la cama, así que más le vale tomarse un almuerzo nutritivo, para reponer fuerzas.
Espero poder escribir a menudo en este tiempo, pero no aseguro nada.

Vacaciones lesionadas

Como llevo adelantando unos días (es que no he podido reprimirme de la emoción), hoy es el primer día de mis vacaciones. Hasta el lunes 20, no pienso dar un palo al agua en lo que a mi trabajo se refiere. Pero como tengo la suerte por kilolitros, esta noche no he podido dormir bien (demasiado calor, creo) y me he levantado allá a las cuatro de la mañana a echar un trago de agua. Al caminar a oscuras, para no despertar a JJ, me he dado con todo el dedo gordo del pie en la mesilla que tenemos junto a la cama. ¡Dios, qué dolor! Ha sido como si me pegasen con un martillo, poco menos. He dado unos cuantos botes, he ido al cuarto de baño y he visto todo el dedo enrojecido. Se me ha hinchado bastante en unos minutos y, eso sí, JJ sin inmutarse. Creo que podrían bombardear y él seguiría durmiendo.
Tras calmarse mi pie y beberme el vaso de agua, he vuelto a la cama y me he quedado dormida en unos pocos minutos. Menos mal. Hoy por la mañana he estado cojeando todo el rato y aún me duele según cómo apoyo el pie. Espero que se pase pronto, porque al principio estaba asustada pensando en que iba a estar todas las vacaciones escayolada o algo así.
Esta tarde, JJ y yo vamos a alquilarnos una película (aún no sé cuál) y a seleccionar los libros que vamos a llevar a la biblioteca. Tenemos una estantería llena de libros viejos que ya no leemos y los vamos a donar. Hacemos esto cada dos años, más o menos, y recomiendo que lo hagáis vosotros también. ¡No se os ocurra tirar ningún libro a la basura!
Mañana tenemos mesa reservada en un restaurante italiano mogollón de elegante y nos iremos a tomar unas copas por ahí, para celebrar nuestras vacaciones. Hace mucho que no nos dedicamos una noche de marcha a nosotros solos y creo que nos la merecemos. JJ ha estado bromeando con que hace más de dos años que no hacemos el amor en un sitio público y creo que lleva intenciones de proponérmelo mientras estemos de marcha. Cuando éramos novios, lo hicimos en váteres de bar, en parques, en cajeros de banco y en portales. Desde que nos casamos, y tenemos nuestra casa para nosotros solitos, no hemos necesitado recurrir a ello. Para JJ, sin embargo, parece ser motivo de morbo o algo así. La verdad es que a mí me ha entrado un poco más de conocimiento que a él en este tiempo y no me seduce mucho la idea, pero quizá mañana, entrados en materia, mande a hacer puñetas este sentido cívico mío.
De todos modos, no sé si podré escribir en el diario hasta el sábado, pero por si acaso, espero que terminéis la semana laboral muy bien y prometo contaros nuestra noche de cena y borrachera cuando pueda. Hasta la próxima.

Respuesta a Selrak

He intentado responderte en los comentarios, pero no sé por qué, no me dejaba enviarte mi respuesta. Así que lo intento por aquí.
Para empezar, es una gran pregunta, Selrak. Trataré de responderte, aunque no sé si podré ser breve. Aún no lo había comentado en el blog, pero soy muy aficionada a la ciencia y procuraré ser lo más científica posible en mi respuesta. La regla de oro es tratar de ser lo más objetivo posible. Conviene, por ejemplo, anotar en un papel las veces que tú desearías hacer el amor y al lado, si se lo propusiste y, al lado, si aceptó o no. De ese modo sabrás dónde falla la cosa. Luego sigue estas indicaciones:

Primero: Trata de pensar si es un problema puramente sexual o si también es afectivo. Si hay mal rollo entre vosotros, solucionadlo primero y luego vendrá el sexo. Si no lo hay, si estás seguro de que solo es un problema de sexo, sigue leyendo.
Segundo: pregúntate desde cuándo ocurre. Si es desde siempre, pasa al punto tercero. si no es desde siempre, trata de localizar la fecha en que empezó a fallar la cosa y luego rebusca en vuestra vida cotidiana a ver qué hay desde entonces y que pudiera ser causante de ese malestar. ¿Cambió de trabajo? ¿Cambiaste tú? ¿Estás molesto por algo? ¿Lo está ella? Y esas cosas.
Tercero: Lenguaje gestual y postural: las personas solemos tener conductas que muestran nuestra actitud. Obsérvala y trata de descubrir cómo se comporta cuando se excita. Descubre si es más fácil excitarla con cierta música, cierta iluminación, ciertas palabras... Pero no solo justo antes de echar un polvo. Fíjate si se excita viendo cierto tipo de películas, o si le gustan las cenas con música suave... El erotismo puede estar en cualquier cosa. Piensa tanto en lo que ocurre antes de excitarse como en cómo se comporta en ese estado. Mira sus manos, si adopta alguna postura, si le da por tararear...
Cuarto: Trata de repetir eso que le gusta cuando tú quieres sexo. Antes de hacer el amor, pon, como quien no quiere la cosa, un cd. Después, asegúrate de que se lo pasa de miedo. Durante un tiempo, pon ese mismo cd cada vez que vais a la cama y, cuando hayan pasado unas semanas, con poner el cd recordará lo que pasó las últimas veces y se excitará solita. Puede parecer lo del perro de Pavlov, pero es que los seres humanos somos animales también y esas cosas funcionan en muchos casos.
Por último Y LO MÁS IMPORTANTE pregúntate si el problema realmente existe. Quizá tú percibas que no le apetece hacer el amor, pero ocurre que sí le apetece, pero en otro momento. ¿Realmente está inapetente o es que no coincidís?

Y ahora algo más concreto. Esto suele usarse con los niños para acostumbrarlos a tener conductas como lavarse los dientes o ducharse a menudo. Puede funcionar y ser muy divertido. Dile a tu novia-mujer de apuntar en el calendario las veces que hacéis el amor. Podeis poner un circulito alrededor del día o bien tacharlo, por ejemplo. Asegúrate de que está de acuerdo en esto porque se puede cabrear. Después, deja pasar el tiempo. Cuando llegue el día 28 y tengais pocos circulitos, tratará de cambiar eso, porque a nadie le gusta reconocer que no practica mucho sexo. Tras un par de meses, habréis ganado alguno que otro y seguro que puedes encontrar el modo de convertir eso en un campeonato, venciendo el récord del mes anterior. Así hasta que encontréis una cifra consensuada. Es posible que variéis en vuestra cifra, pero siempre encontraréis un margen medio en el que los dos estéis de acuerdo.
Espero haberte sido de utilidad y si alguien tiene algo que decir, pues para eso estamos...

Espero haberte sido de utilidad y no haberte aburrido mucho.

Despertares en la gloria

Esta mañana me he despertado como una hora antes de tener que ir al trabajo. Cuando he abierto los ojos y he visto el despertador, he intentado dormirme otra vez, pero ha sido imposible. JJ se ha despertado al sentir que me movía en las sábanas y nos hemos puesto a hablar como dos críos, debajo de las sábanas. Ni que decir tiene que en menos de un minuto, sus manos han empezado a aparecer por todas partes de mi cuerpo y que en menos de dos estábamos enrollándonos a base de bien. He disfrutado de un buen rato de sexo oral por su parte, le he devuelto el placer otro ratito y, para finalizar, un buen polvo que me ha sabido a gloria. Hacía muchísimo tiempo que no hacía el amor justo antes de irme a trabajar. Creo que desde la última vez que me dijeron de ir a currar un sábado y que JJ me despertó mediante la técnica de tocarme en donde ya sabéis hasta que abrí los ojos.
La verdad es que hoy en el trabajo, no ha habido forma de agobiarme. Aunque me ha venido la subdirectora con unos follones tremendos sobre documentación perdida, no me he enfadado en absoluto, ni he tenido ese mal rollo que me entra cuando las cosas se ponen feas. Además, le he demostrado que la culpa no es mía y se ha largado a echarle a otra el muerto, conque me ha salido bien la jugada.
Ojalá todas las mañanas tuviera tiempo para relajarme sexualmente. Ojalá todo el mundo lo hiciera. Estoy convencida de que debe ser muy complicado despedir a alguien, o echar una bronca tremenda cuando has llegado al trabajo como he llegado yo hoy.
Me voy a echarme la siesta.
JJ te quiero.
Gracias por darme una mañana tan estupenda como me has dado.

Cena íntima y discusión conyugal

Lo del sábado fue para caerse de culo. A mediodía nos llamaron unos amigos y, tras unos minutos de conversación, los invité a cenar en casa esa noche. Son un matrimonio y conozco a la mujer desde que teníamos catorce o quince años. Vinieron con un colega nuestro que hacía tiempo que no veíamos y que había tenido serios problemas de salud en el pasado. Se llama Carlos y tuvo una leucemia (con veinticinco años) y se ha tirado casi dos años luchando contra la enfermedad. Durante la cena nos lo pasamos muy bien, pero me quedé patitiesa cuando vi Carlos fumando y bebiendo como un cosaco. Se largó el primero, allá a las doce y media, pues había quedado con alguien y estaba bastante borracho. Le dijimos que se quedase, pero él se negó y se fue, en su moto. Cuando se largaba por el fondo de la calle, iba dando tumbos con ella y pensamos que se mataba al llegar al cruce.
Volviendo al salón, comenté que me parecía muy mal lo que estaba haciendo, pues tenía prohibido fumar y beber, amén de que ese modo de conducir, completamente borracho, era una locura. El matrimonio nos explicó que lleva una temporada en plan James Dean, diciendo que hay que aprovechar el momento y que hay que dejar un bonito cadáver. Según me dijeron, tuvo una novia y ella lo dejó precisamente porque se comportaba como si quisiera matarse. Nos dijo que se había tirado cuatro días consecutivos de marcha, sin dormir en absoluto, totalmente puesto de cocaína y alchohol.
El resto de la velada fue un intercambio de conversaciones. Hablábamos de cualquier cosa y volvíamos al tema de Carlos, que es preocupante. Dejo este asunto para que lo penséis y me digáis si deberíamos frenarle los pies o no. Creo que si dejó perder su relación precisamente por ese tema, poco podemos hacer nosotros por hacerle entrar en razón.
Cuando se fueron nuestros colegas, eran más de las cinco de la madrugada y estábamos hechos polvo. JJ se acostó y empezó lo que yo llamo su "baile nupcial". Desde luego, a mí me apetecía tanto un revolcón como una patada en la tripa y se lo dije. No insistió demasiado, pero más que nada porqu se quedó dormido poco después.
Esta mañana, eran más de las once cuando despertamos. JJ se levantó el primero, se duchó y volvió a la cama con más bailes nupciales. Yo llevaba una resaca de campeonato y le dije que mejor me duchaba, desayunábamos y, si quería, igual antes de comer me encontraba mejor. Refunfuñó un poco, pero no dio la brasa en absoluto.
La cosa fue más o menos como yo predije y hacia el mediodía nos encontrábamos echando un pitillo después de una buena sesión de sexo. No digo excelente porque yo llevaba la cabeza hecha un baúl de trastos viejos, pero no estuvo nada mal. Sin embargo, el tema de Carlos salió durante la comida y acabamos discutiendo.
No es que fuese una bronca en condiciones, pero me sentaron mal algunas cosas que dijo. A veces se pone de un impresentable que para qué. Desde su punto de vista, nosotros no somos nadie para meternos en la vida de Carlos y eso lo entiendo, pero yo argumentaba que si él no se da cuenta de lo que pasa, igual es que necesita ayuda profesional. No creía que fuese un disparate, puesto que está haciendo el imbécil con su salud. JJ se puso hecho un cerdo. Dijo que si Carlos quería matarse, pues que estaba en su derecho de hacerlo y que un verdadero amigo da consejos, pero no intenta ser tu ángel de la guardia.
Aún estoy un poco cabreada por todo esto. JJ se ha echado a dormir hace como dos horas, muy temprano para lo que es él, y yo estoy aquí, frente al ordenador, con la cabeza hecha un lío. Si a Carlos le da una recaída de la leucemia, o pilla algo gordo por beber sin conocimiento, me sentiría muy mal. Creo que es obligación mía hablar con él, aunque admito que no tengo muchas esperanzas de que me haga caso. No sé, quizá tenga que consultarlo con la almohada. Y, por cierto, a JJ ya lo he perdonado. Mientras escribía esto me he dado cuenta de que solamente es su punto de vista, que todo ha sido una exageración en realidad. Ahora creo que no debería haberme enfadado con él, porque no ha tenido intención de dañarme.

Vacaciones en Septiembre

JJ acaba de empezar sus vacaciones. Ayer fue el último día de trabajo. A mí aún me queda hasta el miércoles día 1, pero será llevadero, que solo son dos días. Eso sí, JJ tiene vacaciones todo el mes, pero yo solo hasta el día 20. Estaremos la semana del 6 al 12 de viaje, pero intentaré escribir algo en el diario porque el cámping donde vamos a estar tiene una sala de locutorio, con teléfonos y también conexión a Internet. Hemos alquilado un bungalow en la montaña, en un valle pirenaico. Teníamos una tienda de campaña, pero se la prestamos a unos amigos hace meses y no nos la han devuelto. Ya sabéis lo que dicen, que hay dos clases de tontos: los que prestan libros y los que los devuelven. Supongo que lo mismo puede aplicarse a las demás cosas.
Hasta hace dos veranos solíamos ir a la costa mediterránea, pero lo hemos cambiado por el Pirineo, donde se está de muerte y muchas noches acabas durmiendo con mantita. JJ dice que a él la montaña le da ganas de comer y yo estoy de acuerdo, pero que también solivianta sus hormonas en lo sexual. A mí también me apetece más que otras épocas, pero lo suyo es casi obsesivo. En vacaciones solemos hacer el amor el doble o incluso el triple que en otras épocas del año y se pone de un pesado con meterme mano a todas horas que para qué os cuento. Supongo que será algo normal: no tienes que trabajar, estás más feliz, más descansado y menos estresado que nunca. Además, es veranito y todas nos ponemos bastante menos ropa que en invierno. Yo, desde junio hasta finales de septiembre, suelo ir por casa con una camiseta y en bragas, por ejemplo. ¿Cómo no va a ponerse enfermo cada media hora?
Además, en el monte siempre puedes buscar un paraje escondido y hacerlo allí mismo, en la hierba. A mí esas cosas no deberían hacerme gracia, porque tengo la piel un poco sensible y en cuanto me levanto me pica todo, pero merece la pena. Me pica mogollón la piel y me rasco hasta ponerme roja. Es horroroso a veces. En cuanto llego a donde estemos afincados me meto en la ducha y se me pasa el picor, pero puedo aseguraros que lo mío con la hierba es prácticamente alergia. Él, sin embargo, debe tener el pellejo de un oso, porque podría revolcarse en pelota picada y se quedaría tan ancho.
Recuerdo que el año pasado estuvimos en un pueblecito llamado Galbarra, en pleno Pirineo navarro. Había una zona de acampada cerca que estaba ocupada por un campamento de chavales jóvenes de once o doce años, más o menos. Nosotros nos pasábamos por allí algunos días a ver qué estaban haciendo, porque hacían concursos, juegos y campeonatos. Organizaron unas olimpiadas con carreras de velocidad y fondo, pero también con lanzamiento de jabalina y levantamiento de mochilas. Supongo que dentro de las mochilas habrían metido algo muy pesado, pues algunos críos no podían levantarlas. Era muy cómico.
En una ocasión, pillamos a una pareja de chavales enrollándose detrás de unos árboles. No estaban haciendo nada, fue como muy tierno. Me juego lo que queráis a que estaban escaqueándose de los monitores y aprovechando el momento. A JJ y a mí nos hizo mucha gracia, pues cuando nosotros teníamos su edad éramos bastante más ingenuos. Con trece añitos, yo estaba loca por el profesor de educación física (De este estábamos todas enamoradas perdidas... ¡menudo culo tenía, con su chándal azul!). También estaba por un chico de bachillerato, pero aunque hubiera tenido alguna oportunidad con ellos, no creo que hubiera hecho nada, pues era bastante niña aún. Los chavales de hoy tienen una sexualidad diferente y más libre. Creo que tienen una suerte espantosa, aunque igual esos dos del campamento eran la excepción. Cuando yo tenía su edad, también había alguna chica en el instituto que ya tenía novio y que hasta se metían mano, pero era lo raro. Generalmente, lo más que hacías era darle besos metiendo un poco la lengua y echarle la bronca si te tocaba el culo. ¡Ah, qué tontas éramos, pero qué mayores nos sentíamos!
Este año planeamos que sea muy especial, porque es posible que al que viene esté embarazada (si consigo que JJ se anime con este asunto) y no sé si podremos tener otras vacaciones como las de antes. En cuanto tienes hijos, eso de estar de fiesta ya no pinta tan bien. De todos modos, os prometo que intentaré escribir algo durante esa semana. Hasta entonces, pasad un fin de semana estupendo y que todo os vaya perfecto, ¿vale?

¡Yo quiero una depresión como esa!

Lo de esta mañana ha sido para alucinar. Estaba yo en el curro, tranquilamente, cuando aparece por allí una compañera que lleva mes y medio de baja por depresión. Tendríais que haberla visto: botas con tacón, minifalda blanca de las que como te agaches un pelo se te ve hasta el carné de identidad, camiseta ajustada y maquillada como para irse de marcha. La tía se ha pasado veinte minutos tomando café con todos los compañeros, partiéndose de risa y contándonos que ha ligado y todo. Por mi parte no he tenido nunca nada contra ella, pero tendríais que haber visto la cara del encargado cuando se ha marchado. Estaba que no sabía si darle dos puñetazos a la pared o morirse de rabia.
La cosa es que esta chica cogió la baja unas semanas después de que la dejase su novio de toda la vida, con el que estaba planeando boda y todo. Fue un golpe tremendo, estoy convencida, pero le dieron la baja y se ha pasado todo este tiempo de fiesta en fiesta, como una quinceañera (tiene cerca de cuarenta). A mí, desde luego, que haga lo que quiera, pero no me ha parecido inteligente la jugada de venir al trabajo a pasarnos a todos por la cara que está encantada de la vida. No sé lo que le quedará de depresión, pero si tengo que juzgar por su comportamiento y su aspecto, no le queda ni el recuerdo.
En una ocasión, una profesora que me daba clases en el instituto estuvo también de baja por depresiones y tendríais que haberla visto: iba con el pelo sucio, la ropa arrugada, hablaba lo justo y se le veía una cara de no haber dormido bien en semanas. Todo lo contrario a esta compañera, que estaba mucho más feliz que antes de que la dejase el novio. Y claro, algunas ya iban comentando de todo, que si se había vuelto una golfa, que si la vieron borracha perdida no sé dónde... Yo paso de esos rollos de maruja, aunque esté cabreada con esa chica.
Creo que está mal defraudar a la Seguridad Social fingiendo una enfermedad que no tienes, pero también creo que pagamos mucho dinero para tener la seguridad de que no te vas a quedar tirada cuando te pase algo grave. Supongo que seré un poco mojigata en este sentido, pero me da rabia pensar que haya gente con verdadera depresión y que tengan un médico de los que piensan que trabajando se pasan todos los males. Espero no tener una nunca, pero si la tengo, procuraré estar de baja el tiempo justo, ni un día más. Como esta tendencia se expanda por ahí, veo a todo el mundo fingiendo estrés, depresiones, hasta esquizofrenias, con tal de no trabajar. Y veo a las autoridades sanitarias poniendo controles duros para evitar el fraude, controles que afectarán tanto a los que fingen, como a los que no.
Si alguno de vosotros tiene un caso semejante, contadlo en los comentarios, por favor. Me gustaría saber si hay por ahí más gente deprimida que se dedica a pasárselo de muerte mientras le paga la seguridad social...

Cortar con el novio y quedar como dios

JJ llegó ayer un poco después de las siete y media y, para ese entonces,
se me había pasado el enfado. Seguía molesta con mi hermano, pero enten-
dí que no tenía derecho a estarlo con él. Cuando vino, me dijo que estaba
muy cansado y que la reunión había sido casi una tortura.
Yo le propuse que se distrajera, que alquilásemos alguna película, pero él
insistió en que quería acostarse pronto, así que se duchó, cenó algo de
fruta y, antes de las nueve y media, estaba dormido.
Yo no puedo acostarme tan pronto, salvo que esté realmente derrengada o,
como el otro día, cabreada. Me quedé viendo la tele hasta cerca de la una,
descubriendo que la televisión en verano es aún peor que en invierno. Como
tenemos tele por cable, me puse una película en uno de los canales que me
hizo bastante gracia. La pillé empezada e ignoro cómo se titulaba, pero iba
de dos tíos de veintipocos enamorados de la misma chica, una barbie tipo Drew
Barrymore, pero en plan putón desorejado. Me recordaba (por su físico, no por
su carácter) a una amiga en común que teníamos JJ y yo y que hace bastante que no
vemos. Cierto día, cuando apenas llevábamos saliendo unos meses, nos llamó para
quedar y nos contó que quería cortar con su novio, pero que no quería hacerle daño
porque el chico le caía bien, pero que no estaba contenta con la relación.
Yo le dije que se lo pensase bien, que era un tío guay y todo eso, pero la chica nos
confesó que ella no sentía por él ni la décima parte de lo que él sentía por ella
y que eso no le hacía ninguna gracia. Me dijo que tenían veintipocos años, que
ambos se recuperarían y reharían sus vidas, pero que quería mantenerlo como amigo
porque era un chico muy agradable y simpático.
Nos pedía consejo para ver cómo podía cortar sin hacerle daño, pero la cosa estaba
bastante difícil. El chico era uno de esos que son sensibles, que lloran y que no
se cortan en mostrar sus sentimientos: una pieza de museo, a juzgar por lo que hay
por ahí. La verdad es que me daba una pena tremenda todo aquello, porque el chico
no se lo merecía. Entonces JJ encontró la solución.
Le dijo a nuestra colega que siguiera una semana o dos con él, que quedase más a menudo
y que fuese muy cariñosa y muy complaciente. La chica puso cara de espanto y yo más,
pues JJ es muy dado a bromear con las cosas serias y aquello parecía una broma de mal
gusto para el chico. Entonces le dijo que, cuando llevase así un par de semanas, quedase
con él en algún lugar íntimo y le dijera que quería tener un hijo.
La amiga y yo nos quedamos de una pieza. JJ soltó una carcajada y se explicó: "Dile que
es un chico muy especial y que tú sientes ganas de tener un hijo siendo aún joven, porque si lo tienes con veintidós años, cuando él tenga 18 tú tendrás 40 y serás una madre moderna
y acorde con los tiempos". Nosotras dos estábamos que no nos llegaba la camisa al cuerpo.
JJ, sin embargo, siguió explicando: "Dile que quieres quedarte embarazada, pero que para
eso lo mejor sería que hablase con tus padres y les contase la situación. Dile que te
parece un tipo excelente para ser el padre de tus hijos y que siempre has querido tener
dos como mínimo".
El truco era ingenioso, amén de efectivo. La chica le hizo caso y, pocas semanas
más tarde, era él quien cortaba, ofreciendo como excusa que no se sentía preparado para
ser padre, que él no quería correr tanto y que lo sentía, pero que él no podía darle la
vida que ella deseaba. Quedaron como amigos y siguen siéndolo, hasta donde yo sé.
JJ y yo volvimos a hablar el tema poco después de que cortasen. Lo curioso fue que le dije
a JJ que qué habría pasado si él contesta que sí. JJ se me quedó mirando y volvió a carca-
jearse: "Ningún chico en su sano juicio dice que sí a esas cosas con veintidós años", me
dijo. Y creo que tiene toda la razón. Y si alguno dice que sí, lo que necesita es un psicó-
logo inmediatamente.
Así que ya lo sabéis, chicas. Si queréis que vuestro novio os deje y no sabéis cómo hacerlo,
no recurráis a hacerle la vida imposible. Simplemente, decidle que queréis tener un hijo suyo
y dejad que la naturaleza masculina siga su curso...
Hasta otra.

Cabreo y remordimientos

Pues al final, ayer, no hubo nada de nada, ni sexo, ni prácticamente vida marital. Mi hermano se estuvo hasta las once y media de la noche con mi marido, partiéndose de risa mientras yo me preguntaba a cada momento qué demonios era lo que les hacía tanta gracia. Lo cierto es que ni preparé la cena. A las diez y cuarto dije que tenía dolor de cabeza (es una excusa recurrente para muchas cosas, no solo para lo de siempre) y me fui a la cama. La verdad es que me vinieron muy bien las casi nueve horas de sueño, pero me he levantado un poco cabreada con JJ. Durante la mañana, en el trabajo, he pensado que no tenía derecho a estar enfadada con él, pero la verdad es que no he podido evitarlo. He llegado a mediodía y sigo teniendo la misma sensación que ayer, la sensación de que tendría que armarle un follón en cuanto llegue, pero ahora se entremezcla con una vocecilla que me dice que no tengo motivos para estar enfadada.
¿Sabéis lo que más me revienta de todo? No es que no haya podido echar un polvo, no. Afortunadamente no soy de esas personas que o follan, o parece que les deban dinero. Puedo estar unos cuantos días sin sexo y JJ también. No es eso lo malo. Lo que me joroba es que fuese mi hermano quien me fastidiase el plan. Si JJ hubiera aparecido con un amigo suyo cualquiera, pues tendría ahora un cabreo de agárrate y no te menees, y podría decirle de todo, que es lo que más me tranquiliza cuando estoy enfadada. Pero claro, siendo mi hermano quien estuvo ayer en casa, pues no puedo decirle que sus amigotes son unos plastas. ¿Me comprendéis? El problema es que no tengo a quién cargarle el muerto... creo.
Hoy JJ llegará tarde del trabajo, porque una vez al mes suele tener una reunión fuera del horario laboral y creo que ya toca. Me parece que va a ser lo mejor, visto lo visto. A ver si hay suerte y cuando aparece en casa se me ha pasado esta sensación, porque de lo contrario igual tenemos bronca y no creo que sea justa con él. Ya os contaré el próximo día. Ciao.