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Sexo

Noche estrellada y parejita feliz

Pues ayer por la noche, por fin, tuvimos un cielo claro y despejado de nubes. Soy aficionada a la astronomía y una de las cosas que no me gusta dejar pasar es tener la oportunidad de mirar al cielo en el monte y disfrutar de todo lo que se ve. JJ y yo nos fuimos, allá a las doce y pico de la noche, hasta una zona apartada del cámping, sin niguna luz, y estuvimos allí un par de horas, mirando al cielo, hablando, contando estrellas fugaces y esas cosas. A mitad de sesión astronómica, JJ hizo un porrito de los que le habían dado hace unos días y lo cargó bastante. Joder, salía un olor de esa zona del cámping que no sé cómo no vinieron todos los usuarios a ver qué pasaba.
Cuando ya estábamos bastante colocados, me dio por acariciar a JJ lascivamente. No sé, debía ser la mezcla de todo. No tardamos nada en estar metiéndonos mano como dos adolescentes, mirando de reojo hacia una caravana que no estaba lejos y donde había una familia todavía despiertos. JJ se puso como una moto. Me quitó la camiseta y empezó a jugar con mis pechos, pero a mí me daba corte hacerlo allí mismo. Decidí hacer algo que hace mucho que no practicaba: le hice una paja a JJ.
Eso es algo que suele dejarse de lado cuando pasas a mayores, pero sigue siendo muy placentero (para ambos). Casi se me había olvidado lo que se siente. Se tumbó en el césped y yo le besaba en la boca, en el cuello y los pezones mientras manejaba su instrumento. No tardó casi nada en terminar, el chico. No sé si es que lo hago bien o si estaba ya a puntito cuando empecé. Después nos fumamos un cigarrillo y volvimos a nuestro bungalow. Ni que decir tiene que hacerle una paja me había puesto a mil por hora, así que estaba deseando llegar para que me desnudase y me llevase a la cama inmediatamente.
Los vecinos estaban teniendo una bronca descomunal. Por lo que me pude enterar (pues gritaban como locos), era una chiquillada en plan "fulanito es mío, aparta tus manos de él" y cosas así. La que más gritaba era la que en días anteriores se dedicaba a remojarse debajo de la lluvia canturreando "U can leave your hat on". Con la pinta de liberada que tenía y resultaba ser una celosa de cuidado...
JJ y yo nos reímos bastante de sus chorradas, pero en breve decidimos pasar completamente de los jóvenes y culminar lo que no habíamos hecho en el exterior. Podéis llamarme carca, pero donde esté un buen sitio cómodo y a cubierto...
Después de hacer el amor, nos quedamos despiertos, sobre la cama, hablando durante mucho rato. Pensé que repetiríamos, pero cuando faltaba poco para el amanecer, JJ se quedó dormido y yo no tardé mucho más. Al despertarme, JJ no estaba en la cama. Me he levantado, lo he buscado por el bungalow y no lo he encontrado. Me puse una camiseta y unos pantalones cortos y salí fuera a ver qué puñetas estaba haciendo. Era casi mediodía y no aparecía por ningún lado. Me metí dentro y me pegué una ducha bien relajante.
Volvió al cabo de media hora con una botella de vino. Se había ido a un pueblo que hay cerca para comprarla, así que nos hemos pegado una comilona de las de agárrate y no te menees y nos la hemos acabado. Para seros sincera, llevo un pedo considerable mientras escribo. Durante toda la comida hemos estado hablando de un modo muy picante, recordando la escenita de anoche y prometiéndonos más en cuanto podamos. Por mi parte habría vuelto a la cama al terminar, pero ya se sabe que tras un banquete, la sangre se concentra en el estómago y no conviene forzar la maquinaria en otras partes. JJ se está echando una siesta y yo me he venido a escribir un ratito.
Por otro lado, cuando estábamos comiendo hemos recibido la llamada de unos tíos de JJ que viven en Palencia, en un pueblecito al norte. Resulta que se casaron hace dos meses y no pudimos ir a la boda y nos invitan ahora a pasar unos días allí con ellos. En realidad, no me resulta muy atractiva la idea, porque estar unos días rodeados de familiares a los que apenas conoces y aburriéndote en un lugar que te es desconocido no es mi paradigma de buenas vacaciones. JJ tampoco está muy por la labor, pero ha dicho que era un compromiso y que encontraría el modo de que nos lo pasásemos bien.
Supongo que, al final, me gustará la experiencia, porque me encanta visitar pueblos y ver los restos arquitectónicos, las iglesias, los castillos y todo eso. Se supone que mañana a mediodía dejamos el cámping, regresamos a casa (llegaremos bien de noche) y que el martes nos iremos hasta Palencia. No sé si allí podré encontrar un sitio como éste, donde escribir en el diario, así que me despido de vosotros hasta más leer.
¡¡Sedme buenos!!

Paseo por la montaña

Bueno, pues anoche los chavales tuvieron la juerga montada hasta las tres y pico, armando una bronca estupenda. Nosotros pasamos de todo y seguimos a lo nuestro, incluso nos reíamos a veces escuchando las barbaridades que se decían. Me da la impresión de que allí nadie es pareja de nadie, pero que van a acabar montándoselo todos juntos, a este paso. Por la mañana, uno de los trabajadores del camping les ha echado una bronca porque algunos de los que están cerca han protestado, pero no creo que esta noche vaya a cambiar nada.
Nosotros nos hemos dedicado a conducir hasta cerca Boltaña, hemos visitado el pueblo, así como los alrededores, nos hemos metido en mitad de una pista forestal y hemos aparecido en Casa Cristo, con los pies hechos polvo de caminar. Tras una comida frugal y un descanso bien merecido, yo pensaba regresar pronto, pero JJ se ha empeñado en echar un polvo en pleno monte. Ya os conté mi problema con la hierba, así que no es que haya sido ninguna maravilla, pero no ha estado mal del todo. Lo flipante ha sido cuando, después de terminar, yo me he puesto la ropa y JJ no. Se ha quedado encima de una toalla, con una camiseta y sin nada debajo. Han aparecido entonces unos montañeros y han pasado como a tres metros de nosotros. Creo que no nos han debido ver, porque estábamos tapados por unos árboles, pero JJ casi se muere de la risa cuando se han largado.
Esas cosas a JJ le molan una pasada. Creo que es un exhibicionista en potencia, porque nada más largarse se me ha acercado de nuevo con carantoñas y cariñitos hasta que le he dicho que hasta que lleguemos al bungalow, nada de nada. Hemos descansado un ratito más y hemos regresado a Boltaña.
Gracias al cielo no nos ha pillado ningún chaparrón: cuatro gotas a mediodía, pero nada más. Hemos tenido una suerte espantosa, la verdad. Ahora mismo acabamos de llegar al cámping y JJ se ha metido en la ducha, mientras yo venía a escribir esto. Mucho hablar de sexo, pero está hecho polvo de caminar y lo más probable es que se haya quedado dormido (precisamente me he ido para que pudiera echarse una siesta). Yo también ando bastante tocada, así que me voy ahora mismo a hacerle compañía en la camita y os cuento más cuando pueda.
Sed buenos...

Noche de ejercicio

Pues como os dije, el jueves teníamos mesa reservada en un restaurante. Nos vestimos como si fuésemos a irnos a una fiesta de la jet-set marbellí, por lo menos. Me puse una camiseta negra que tengo, bastante sugerente, y una falda corta que cuando éramos novios volvía loco a JJ. Esta vez también lo puso bastante mirón, por cierto. Por la calle, caminando, no podía dejar de tocarme el culo de vez en cuando y a mí eso me divertía.
La cena estuvo de maravilla y casi nos agarramos una cogorza bebiendo Lambrusco que para los que no lo sepáis, es un vino rosado italiano que con la pasta va de muerte. La verdad es que a mí con dos vasos de vino se me pone ya el color en las mejillas y con tres, empiezo a decir tonterías.
Cuando salimos del restaurante íbamos los dos con muchas ganas de recuperar viejas conductas y fuimos a los bares donde solíamos salir. Están todos bastante cambiados, pero el espíritu sigue siendo el mismo: música de los ochenta-noventa, más tranquilidad que en los bares de moda y viejos amigos a los que nos encontramos. Me resulta curioso comprobar que mucha gente sigue llevando el mismo ritmo de vida años y años, sin apenas cambiar nada. Nos encontramos con muchos conocidos y personas con las que antes coincidíamos casi cada fin de semana. Nos pusieron verdes diciendo que ya no nos movemos, que parecemos una pareja de jubilados y todo eso, pero nos sentó bien un rapapolvo porque lo cierto es que apenas salimos desde que nos casamos.
Hacia las dos de la madrugada, JJ empezó a ponerse más cariñoso de la cuenta. Seguía con su intención de acabar haciendo el amor en algún sitio público y, por mi parte, empezaba a verlo con mejores ojos.
Al salir, más de las tres y media, nos dirigimos hacia casa caminando lentamente, disfrutando de la noche veraniega. A cada rato, JJ me detenía para darme algún beso y su mano no paraba de intentar colarse por debajo de la faldita. Al final, encontramos un pequeño parque a mitad de camino y JJ propuso sentarnos en el césped un rato. Yo sabía lo que pretendía, pero acepté, sin tenerlas todas conmigo aún, pero bastante convencida.
Una vez nos sentamos, el tío saca una piedra de hachís y yo me quedo a cuadros. Me dice que se la ha dado un colega hace unas horas y que si me apetece uno. Hacía como tres o cuatro meses que no me fumaba un porro y le dije que lo hiciera, que la sorpresa había sido morrocotuda. Mientras lo hacía, yo decidí darle una sorpresa a él y empecé a meterle mano descaradamente. De nuevo como la canción : "nos pusimos como motos con la birra y los canutos". Además del mismo intérprete, fíjate.
Fue estupendo enrollarnos como dos críos tumbados en la hierba del parque, tocarnos por todas partes y fumarnos un par de canutos allí, despreocupados de todo. No llegamos a hacerlo, pero el calentón fue fantástico. Me puse a cien, pero empezaba a picarme todo y pensé que sería más cómodo en casa. Siento si parezco una maruja de cincuenta años, pero es que prefiero disfrutar como es debido. Eso sí, durante todo el camino no pensaba más que en llegar a casa de una puñetera vez. En el portal de casa, empujé a JJ contra la pared, le desabroché el pantalón y jugué con él un ratito, solo de precalentamiento. Al subir por las escaleras, podía sentir su mirada clavándose en mi culo, la verdad.
Al llegar a casa, completamos el acto por fin. JJ no me dejó llegar al dormitorio. Lo hicimos sobre el sofá, que es un poco más incómodo que en la cama, pero muy satisfactorio también, no os creáis. Lo más divertido de todo fue comprobar que apenas hemos cambiado a la hora de hacer el amor. Ahora estamos bastante más relajados que cuando éramos novios, porque ya no lo hacemos a todas horas como si fuesen a fusilarnos en cualquier momento, pero cuando nos ponemos, seguimos siendo los de siempre.
Apenas nos quitamos ropa. Fuimos directamente al grano y JJ parecía querer que saliese fuego de nuestros cuerpos, a juzgar por cómo me acariciaba por todas partes. La verdad es que estuvo todo muy bien. Cuando estábamos ya aliviados de la calentura, nos fumamos un cigarrillo en el sofá y nos metimos en la cama.
Ya os dije que JJ estaba más salido que el pito de una tetera cuando estamos de vacaciones, así que por la mañana insistió para que nos duchásemos juntos y acabamos como podéis imaginaros. Como hacer algo en nuestra diminuta bañera es bastante complicado, nos dimos una buena ración de sexo bucogenital (porque sexo oral es hablar de sexo, no nos equivoquemos) y volvimos a la camita antes de que aquello se hiciera imparable.
El viernes por la tarde estuvimos dando una vuelta por el centro, comprando algunas cosas para nuestro viaje al Pirineo y después al cine. Vimos "Yo,Robot", que tenía ganas de verla porque me encanta Asimov, aunque ya sabía que la peli poco tenía que ver con la saga. Me gustó, pero porque a mí me encantan las pelis de ciencia-ficción, no porque la considere muy buena en otros aspectos.
Por ahora, las vacaciones están siendo estupendas, pero espero que a partir del lunes, en la montaña, estén mucho mejor. JJ se ha largado esta mañana con unos compañeros de trabajo, que habían quedado para almorzar. Yo estoy aquí escribiendo y no pienso dejar que esta tarde salga de la cama, así que más le vale tomarse un almuerzo nutritivo, para reponer fuerzas.
Espero poder escribir a menudo en este tiempo, pero no aseguro nada.

Respuesta a Selrak

He intentado responderte en los comentarios, pero no sé por qué, no me dejaba enviarte mi respuesta. Así que lo intento por aquí.
Para empezar, es una gran pregunta, Selrak. Trataré de responderte, aunque no sé si podré ser breve. Aún no lo había comentado en el blog, pero soy muy aficionada a la ciencia y procuraré ser lo más científica posible en mi respuesta. La regla de oro es tratar de ser lo más objetivo posible. Conviene, por ejemplo, anotar en un papel las veces que tú desearías hacer el amor y al lado, si se lo propusiste y, al lado, si aceptó o no. De ese modo sabrás dónde falla la cosa. Luego sigue estas indicaciones:

Primero: Trata de pensar si es un problema puramente sexual o si también es afectivo. Si hay mal rollo entre vosotros, solucionadlo primero y luego vendrá el sexo. Si no lo hay, si estás seguro de que solo es un problema de sexo, sigue leyendo.
Segundo: pregúntate desde cuándo ocurre. Si es desde siempre, pasa al punto tercero. si no es desde siempre, trata de localizar la fecha en que empezó a fallar la cosa y luego rebusca en vuestra vida cotidiana a ver qué hay desde entonces y que pudiera ser causante de ese malestar. ¿Cambió de trabajo? ¿Cambiaste tú? ¿Estás molesto por algo? ¿Lo está ella? Y esas cosas.
Tercero: Lenguaje gestual y postural: las personas solemos tener conductas que muestran nuestra actitud. Obsérvala y trata de descubrir cómo se comporta cuando se excita. Descubre si es más fácil excitarla con cierta música, cierta iluminación, ciertas palabras... Pero no solo justo antes de echar un polvo. Fíjate si se excita viendo cierto tipo de películas, o si le gustan las cenas con música suave... El erotismo puede estar en cualquier cosa. Piensa tanto en lo que ocurre antes de excitarse como en cómo se comporta en ese estado. Mira sus manos, si adopta alguna postura, si le da por tararear...
Cuarto: Trata de repetir eso que le gusta cuando tú quieres sexo. Antes de hacer el amor, pon, como quien no quiere la cosa, un cd. Después, asegúrate de que se lo pasa de miedo. Durante un tiempo, pon ese mismo cd cada vez que vais a la cama y, cuando hayan pasado unas semanas, con poner el cd recordará lo que pasó las últimas veces y se excitará solita. Puede parecer lo del perro de Pavlov, pero es que los seres humanos somos animales también y esas cosas funcionan en muchos casos.
Por último Y LO MÁS IMPORTANTE pregúntate si el problema realmente existe. Quizá tú percibas que no le apetece hacer el amor, pero ocurre que sí le apetece, pero en otro momento. ¿Realmente está inapetente o es que no coincidís?

Y ahora algo más concreto. Esto suele usarse con los niños para acostumbrarlos a tener conductas como lavarse los dientes o ducharse a menudo. Puede funcionar y ser muy divertido. Dile a tu novia-mujer de apuntar en el calendario las veces que hacéis el amor. Podeis poner un circulito alrededor del día o bien tacharlo, por ejemplo. Asegúrate de que está de acuerdo en esto porque se puede cabrear. Después, deja pasar el tiempo. Cuando llegue el día 28 y tengais pocos circulitos, tratará de cambiar eso, porque a nadie le gusta reconocer que no practica mucho sexo. Tras un par de meses, habréis ganado alguno que otro y seguro que puedes encontrar el modo de convertir eso en un campeonato, venciendo el récord del mes anterior. Así hasta que encontréis una cifra consensuada. Es posible que variéis en vuestra cifra, pero siempre encontraréis un margen medio en el que los dos estéis de acuerdo.
Espero haberte sido de utilidad y si alguien tiene algo que decir, pues para eso estamos...

Espero haberte sido de utilidad y no haberte aburrido mucho.

Despertares en la gloria

Esta mañana me he despertado como una hora antes de tener que ir al trabajo. Cuando he abierto los ojos y he visto el despertador, he intentado dormirme otra vez, pero ha sido imposible. JJ se ha despertado al sentir que me movía en las sábanas y nos hemos puesto a hablar como dos críos, debajo de las sábanas. Ni que decir tiene que en menos de un minuto, sus manos han empezado a aparecer por todas partes de mi cuerpo y que en menos de dos estábamos enrollándonos a base de bien. He disfrutado de un buen rato de sexo oral por su parte, le he devuelto el placer otro ratito y, para finalizar, un buen polvo que me ha sabido a gloria. Hacía muchísimo tiempo que no hacía el amor justo antes de irme a trabajar. Creo que desde la última vez que me dijeron de ir a currar un sábado y que JJ me despertó mediante la técnica de tocarme en donde ya sabéis hasta que abrí los ojos.
La verdad es que hoy en el trabajo, no ha habido forma de agobiarme. Aunque me ha venido la subdirectora con unos follones tremendos sobre documentación perdida, no me he enfadado en absoluto, ni he tenido ese mal rollo que me entra cuando las cosas se ponen feas. Además, le he demostrado que la culpa no es mía y se ha largado a echarle a otra el muerto, conque me ha salido bien la jugada.
Ojalá todas las mañanas tuviera tiempo para relajarme sexualmente. Ojalá todo el mundo lo hiciera. Estoy convencida de que debe ser muy complicado despedir a alguien, o echar una bronca tremenda cuando has llegado al trabajo como he llegado yo hoy.
Me voy a echarme la siesta.
JJ te quiero.
Gracias por darme una mañana tan estupenda como me has dado.

Te debo una mamada (2ª parte)

Pues, efectivamente, ayer hubo algo más de lo que conté. Como diez minutos después de escribir el artículo, me dirigí al salón, donde JJ estaba tumbado, fumándose un cigarrillo. Yo estaba bastante caliente (debo reconocer que contaros a todos lo que había pasado me produjo un incremento de mi excitación) y JJ sabe notar esas cosas. Se levantó, nos dimos un abrazo cariñoso y luego nos besamos lentamente. JJ empezó a besarme con más fricción y yo le correspondí moviendo mi mano en su espalda, acariciándole. Nos dirigimos directamente al dormitorio y nos desnudamos el uno al otro, con más prisas de lo que solemos tener.
Hicimos el amor durante bastante rato. JJ estaba volviéndome loca de placer y no parecía terminar nunca. Lo cierto es que no miré el reloj antes y después de hacerlo, pero creo que estuvimos más de tres cuartos de hora en total (contando un buen rato de caricias y besitos). Lo que más me gustó, como siempre, fue al final del todo, cuando él estaba a punto de correrse y levantó la espalda hacia atrás, empujando con fuerza. Me encanta cuando se corre, porque generalmente me sobreviene a mí un orgasmo adicional (aunque no siempre) y porque me pongo muy caliente escuchando sus gemidos. JJ no es de los que gime cuando hace el amor (gime bastante más cuando le hago una mamada que cuando estamos en pleno acto), por eso me encanta cuando lo hace, que suele ser en el momento en el que termina.
Nos besamos al terminar, muy cariñosos, y estuvimos otro rato tumbados sin decir nada. Estábamos exhaustos, así que decidimos hacer algo de cena para reponernos. Por mi parte, habría intentado otro después de cenar, pero creo que JJ estaba bastante cansado y no intenté nada. Otras veces es él quien insiste, pero esta vez creo que estaba bien satisfecho. En definitiva, pasamos un lunes bastante interesante. Hacía tiempo que no sucedía una sesión de sexo como la de ayer siendo un día laborable. Esta mañana en el trabajo yo debía llevar una cara nueva, porque no he parado de pensar en lo que hicimos. Me he puesto bastante cachonda en un par de ocasiones y me ha encantado la experiencia. Me sentía muy guarra, si me entendéis, porque estaba yo allí, trabajando junto a mis compañeras, y pensando en cómo le chupé ayer a mi marido todo lo que quise. Al llegar a casa, la calentura no se me había pasado. Creo que cuando llegue JJ voy a volverme loca de ganas...

Te debo una mamada

Hoy JJ ha llegado del trabajo con una sonrisa de oreja a oreja. Le he preguntado varias veces sobre lo que le ocurría y él se ha hecho el sueco hasta que no ha podido más y me lo ha contado. Ha sacado la cartera y, sin dejar de reír, me ha dado un papel doblado que ha encontrado haciendo un poco de limpieza en ella. El papel doblado está escrito con mi letra y pone "I.O.U. una mamada. Firmado: Sheila", que traducido es lo que viene en el título. "Te debo una mamada". La fecha es de enero de 2004. Ya ni me acordaba de aquello.
La cosa es que fue un sábado, a la hora de comer. Nos habíamos levantado tarde y habíamos hecho el amor por la mañana, así que decidimos pasar el postcoito delante de la tele y estaban emitiendo los Simpson. Estando en tal tesitura, JJ me dijo que era capaz de decirme el nombre de todos los personajes que saliesen en los Simpson en los dos episodios que emitían, sin dejarse ni uno. Yo le dije que si lo hacía, le haría una mamada larga y bien completa. Grabamos los episodios y luego, parando la cinta cada vez que salía un personaje nuevo, él intentaba decir su nombre.
El muy cabrito pudo, fíjate. Y yo le firmé el papel. No sé qué pasó después, pero fuimos dejándolo, hasta que ninguno de los dos podía recordar aquella apuesta. Hoy, al salir del trabajo, se ha entretenido en el autobús haciendo limpieza de la cartera y ha aparecido la notita que yo le firmé con mi deuda.
Cuando me la ha dado, yo he pensado en esperar a la noche para pagarle, pero él ha insistido en que no, en que se iba a pegar una ducha y que luego quería que saldase lo que tenía pendiente. Por mi parte, ningún problema. Cuando estaba a mitad de ducha he entrado en el cuarto de baño y me he dispuesto a chupársela mientras se aclaraba. Se ha sorprendido, pues no me esperaba allí. Ha sido muy excitante, tanto para él como para mí (aunque creo que a él le ha sentado mejor ;-D). Ha intentado que me metiera con él en la ducha, pero yo no he querido. Si la apuesta era una mamada, una mamada es lo que iba a obtener.
Ahora lo tengo sentado en el sofá, recién terminado el trabajito. Seguro que dentro de un rato lo tengo dándome mal para que vayamos a la cama. Raramente le hago una felación sin que haya después un buen polvo. Lo cierto es que a mí, chupársela me pone a cien, así que estoy deseando que se le pase el muermo para que vuelva a la carga. Mañana, o quizá esta noche, os cuento qué tal ha ido la cosa.

Más sexo onírico

Es curioso, pero si el otro día fue JJ quien tuvo un sueño erótico, esta vez he sido yo. Pasó ayer viernes, durante la siesta. Suelo llegar del trabajo sobre las cuatro menos cuarto de la tarde y mi marido no suele llegar antes de las seis. Yo como algo nada más llegar y me echo en la cama a dormir una siestecilla, quizá de media hora, pero que me sienta como un bálsamo de agua fresquita ahora que hay cuarenta grados a la sombra. El caso es que ayer, durante la siesta, soñé algo, no lo recuerdo bien, pero me levanté muy excitada. Tenía las braguitas muy mojadas y me notaba como si acabase de tener una buena sesión de sexo. Traté de hacer memoria a ver si recordaba algo, pero no pude, así que me fui directa a la ducha y allí, con el agua calentita y todo, pues casi me pongo a morir. Ni que decir tiene que cuando JJ entró por la puerta de casa, no lo tuvo muy difícil para llevarme hasta el dormitorio y dedicarme un buen revolcón.
Una vez terminamos, le conté lo que había pasado y se sorprendió bastante. Me dijo que él no había tenido un sueño erótico en años (al menos que pudiera recordar) y que le resultaba chocante que ahora tuviésemos los dos sueños con tan poca diferencia de días. Creo que estaba un poco sugestionada, porque le vi pasárselo tan bien en su sueño que quizá inconscientemente estaba deseando tener uno yo.
Lo cierto es que yo tengo uno o dos sueños eróticos cada año, más o menos. El primero de todos lo tuve con apenas quince añitos y siempre lo recordaré porque me resultó muy extraño, levantarme toda cachonda y preguntándome si aquello sería algo común o no. Pronto descubrí que no, que eso de echarte a dormir y tener un orgasmo no solía ser bastante cotidiano. Lástima. En otra ocasión, tuve un sueño erótico durmiendo en casa de una amiga, cuando tenía diecinueve años, creo. Me desperté a la mañana siguiente y tenía la almohada colocada entre las piernas, como si hubiera estado frotándome con ella en sueños toda la santa noche. A veces he probado este sistema para masturbarme y me resulta muy placentero. Lo descubrí dormida, pero es para probarlo. Me coloco en la cama, tumbada de lado, y me pongo el almohadón entre las piernas. Empiezo a frotarme lentamente, moviendo la pelvis al ritmo que me marcan mis ganas. Generalmente, termino boca abajo, subida sobre la almohada, con las manos agarrándola desde abajo y levantando levemente el culo para facilitar el acceso a la entrepierna. No es que sea mi modo favorito de masturbarme, pero de cuando en cuando lo he empleado, más como recurso lúdico que como técnica puramente sexual.
Una de las cosas que siempre he querido hacer es meterme en una bañera gigante, llena de agua caliente y dormirme en ella, para tener un sueño erótico. Estoy convencida de que si lograse dormirme dentro de una, lo tendría, porque a mí hay pocas cosas que me eroticen más que meterme en una bañera. La espuma es opcional y, casi siempre, me sobra. Prefiero ver mi cuerpo a través del líquido elemento y sentir cómo entra por todas partes, cómo se me abren los poros y lo que no son poros. Me seduce tocarme debajo del agua. Como vivimos en un pequeño pisito donde no hay hueco para bañeras gigantes, me tengo que conformar con el agua cayendo de la ducha y con el ocasional baño entre estrecheces, pero algún día, conseguiré cumplir esa fantasía erótica. Estoy segura.

Sexo Onírico

Perdonad que no haya escrito nada en estos días, pero he tenido algunos
problemas (un par de problemas familiares y uno informático) que me han
impedido ponerme al día con el diario.
El caso es que han ocurrido algunas cosas interesantes de contar. El
sábado pasado (día 14), sin ir más lejos, mi marido tuvo un sueño húmedo. Fue
muy curioso, porque yo creía que esas cosas solo se tenían cuando uno
llevaba bastante tiempo sin eyacular y que los adolescentes que no se
masturban a menudo solían manchar las sábanas de este modo. El caso es
que JJ y yo habíamos hecho el amor esa misma tarde y, sin embargo, por
la noche lo oí agitarse en sueños y me desperté. Al principio estuve
tentada de despertarlo a él por si se trataba de una pesadilla, pero
muy pronto me di cuenta de que se lo estaba pasando en grande. Estaba
totalmente empalmado y gemía levemente, moviendo la pelvis arriba y
abajo como si alguien lo estuviese montando. Yo me excité un poco, y tentada
estuve de despertarlo para terminar lo que fuese que estuviese soñando,
pero decidí dejarlo con su fantasía.
Terminó bastante pronto. De repente, empezó a eyacular y se pringó todo
el calzoncillo. A mí me dio la risa, mientras él se despertaba y se
quedaba mirando todo como no comprendiendo nada. Después del orgasmo,
nos echamos a reír los dos y tuvo que levantarse a darse una ducha y
cambiarse de ropa. Me dijo que no tenía sueño y que se iba a echar un
cigarrillo viendo la tele un rato. Yo preferí quedarme en la cama, pues
estaba bastante cansada del día anterior.
Para cuando volvió al dormitorio, yo me había quedado dormida otra vez,
porque no lo sentí entrar. Fue una experiencia muy curiosa que nunca
había tenido oportunidad de contemplar. Es más, al día siguiente, mi
marido me dijo que jamás había tenido un orgasmo soñando, que por lo
general, cuando tiene sueños eróticos se despierta antes de correrse.
Durante el sueño no dijo ningún nombre, pero ¿y si hubiera dicho el
nombre de otra? Creo que no tendría derecho a enfadarme, porque los
sueños no se controlan y ¿qué culpa tiene él de soñar que se da un
revolcón con Paz Vega, por ejemplo? Sin embargo, ¿no me habría sentado
un poco mal? ¿Qué pensaríais vosotras si vuestro marido soñase que hace
el amor con otra? ¿Os sentiríais engañadas? ¿No nos gustaría a todas
soñar de cuando en cuando que viene nuestro amor platónico y nos
ofrece una buena sesión de sexo onírico?

La primera vez duele, pero no es para tanto.

Bueno, ahora que ya me he lanzado, no voy a pararme en esa introducción sin ninguna miga. Os he prometido que contaría mi vida matrimonial de un modo diferente al que suele verse en Internet y pienso hacerlo. Veréis: mis padres nunca lo sabrán, pero yo llevo acostándome con mi marido desde bastante antes de casarnos. Empezamos a salir cuando yo tenía veintitrés y él casi veintiséis, así que ya no éramos unos niños. A decir verdad, he conocido otros hombres antes, pero siempre digo que, para mí, JJ fue el primero. Quizá no sea rigurosamente cierto, pero mis experiencias sexuales anteriores a él fueron semejante desastre que no cuentan para el cómputo global.
Imagináos: yo tenía algo menos de diecisiete años cuando empecé a salir con un chico que estaba en COU (creo que ahora se le llama Segundo de Bachillerato). Era dos años mayor que yo y, a decir verdad, estaba muy, pero que muy bueno. No era un tipo de estos deportistas, musculosos y que les gustan a tantas adolescentes. Más bien se parecía mucho a esos cantantes pop, delgaditos, poquita cosa, con carita de niña y cabellos desmelenados. Recuerdo que estuvimos tonteando unas noches por ahí, hasta que se lanzó y me besó durante una fiesta que habían montado para pagarse el viaje de estudios. Duramos apenas tres meses. En aquel tiempo, yo lo más verde que había hecho era masturbarme mirando una película porno que había cogido de casa de una amiga. Un día me llevó a casa de un amigo suyo universitario y estuvimos en una habitación a solas, masturbándonos el uno al otro. Yo era la primera vez que veía un pene erecto y me gustó bastante su tacto. Era suave y estaba realmente duro, con las venas marcándose a los lados. Cuando estaba a punto de correrse me lo avisó y yo le dije que se corriera, que no importaba si me manchaba. Lo cierto es que se pringó él mismo mucho más que a mí. El tacto del semen en mi mano tampoco me resultó desagradable, la verdad. Después de corrernos, nos quedamos un rato abrazados y él me dijo que que había hecho el amor con otras chicas y que no me dolería cuando lo hiciéramos. No me sentó mal que no fuese virgen como yo, porque jamás he tenido la idea de que la virginidad fuese algo especial o importante.
Pero lo cierto es que el día que lo hice por primera vez sí que me dolió. No fue culpa suya, la verdad, porque el chico ciertamente se portó conmigo de miedo. Fuimos a su casa -vivía con sus padres, pero se habían ido a la playa de fin de semana- y me hizo una cena a base de espagueti a la carbonara. Nos pusimos bastante borrachos con una botella de Lambrusco (yo iba más pedo que él, creo) y nos fuimos después de la cena al sofá. En su cadena de música sonaba The Police, que era un grupo que le gustaba mucho. Fue cariñoso conmigo, pero me dolió lo suyo. Chicas: si la primera vez os duele, no os preocupéis, que todo se pasa y si no os duele, mucho mejor para vosotras (y para él, que los hay que sufren mucho con estas cosas).
En el sofá nos metimos mano y nos desnudamos el uno al otro. Me dijo que se la chupase y acepté. En realidad, estaba deseándolo desde hacía días, aunque me daba corte hacerlo sin que él me lo pidiera. Ahora sé que fui una tonta, porque habría sido un regalo sorprendente para él. No sé si lo hice muy bien, pero me gustó hacérselo. Mientras yo jugaba con su pene, él me tocaba por encima de las braguitas y yo me estaba excitando bastante. Pocos minutos más tarde fuimos a la cama y allí terminó de desnudarme, me abrió suavemente las piernas y me empezó a besar, a acariciarme, a tranquilizarme con palabras cariñosas. Entonces sacó un preservativo y me dijo si sabía ponerlo. Yo le dije que sí, pero en realidad solamente había puesto uno a un plátano, en casa de una amiga. Ella decía que así no se hacía el ridículo cuando tuviera que ponerlo por primera vez.
Se puso sobre mí, entre mis piernas, sujetándome la cintura desde atrás, con el brazo por detrás de mi cuerpo. Con la otra mano, acariciaba mi cara y mi cuello, muy sensualmente. Sentí que estaba bastante lubricada, así que cerré los ojos al notar que empezaba a entrar y apreté fuerte los dientes cuando noté una presión extraña en el bajo vientre. Tuvo que intentarlo varias veces, porque aquello debía estar bastante cerrado. Afortunadamente, empezó a entrar cada vez mejor. Fue como si el ginecólogo te apretase fuerte en el pubis hacia adentro, pero con idas y venidas. A veces dolía mucho y otras no dolía nada. Él se corrió al cabo de un buen rato, pero yo no lo logré. Como él notó que yo estaba aún a medias, me la terminó con la mano, tocándome suavemente. Yo le había contado que cuando me masturbo no suelo meterme los dedos, así que él tampoco lo hizo. La sensación de tener unos dedos diferentes a los míos en ese sitio me gustó bastante.
Ya os he dicho que duramos apenas tres meses. En ese tiempo, lo hicimos varias veces más, pero ya nunca en una cama. Siempre teníamos que hacerlo en cualquier parte y eso no me gustaba. Me ponía nerviosa pensando en que nos pillasen, o que alguien pasase y pudiera hacernos daño. No llegué a correrme nunca y él me masturbaba, pero como sin ganas. La experiencia me dice que los chicos, cuando no consiguen que su novia tenga un orgasmo, se hunden. Lo hicimos por última vez en un parque y corté a la semana siguiente, todavía no sé muy bien por qué.