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mujercasada

Noche de ejercicio

Pues como os dije, el jueves teníamos mesa reservada en un restaurante. Nos vestimos como si fuésemos a irnos a una fiesta de la jet-set marbellí, por lo menos. Me puse una camiseta negra que tengo, bastante sugerente, y una falda corta que cuando éramos novios volvía loco a JJ. Esta vez también lo puso bastante mirón, por cierto. Por la calle, caminando, no podía dejar de tocarme el culo de vez en cuando y a mí eso me divertía.
La cena estuvo de maravilla y casi nos agarramos una cogorza bebiendo Lambrusco que para los que no lo sepáis, es un vino rosado italiano que con la pasta va de muerte. La verdad es que a mí con dos vasos de vino se me pone ya el color en las mejillas y con tres, empiezo a decir tonterías.
Cuando salimos del restaurante íbamos los dos con muchas ganas de recuperar viejas conductas y fuimos a los bares donde solíamos salir. Están todos bastante cambiados, pero el espíritu sigue siendo el mismo: música de los ochenta-noventa, más tranquilidad que en los bares de moda y viejos amigos a los que nos encontramos. Me resulta curioso comprobar que mucha gente sigue llevando el mismo ritmo de vida años y años, sin apenas cambiar nada. Nos encontramos con muchos conocidos y personas con las que antes coincidíamos casi cada fin de semana. Nos pusieron verdes diciendo que ya no nos movemos, que parecemos una pareja de jubilados y todo eso, pero nos sentó bien un rapapolvo porque lo cierto es que apenas salimos desde que nos casamos.
Hacia las dos de la madrugada, JJ empezó a ponerse más cariñoso de la cuenta. Seguía con su intención de acabar haciendo el amor en algún sitio público y, por mi parte, empezaba a verlo con mejores ojos.
Al salir, más de las tres y media, nos dirigimos hacia casa caminando lentamente, disfrutando de la noche veraniega. A cada rato, JJ me detenía para darme algún beso y su mano no paraba de intentar colarse por debajo de la faldita. Al final, encontramos un pequeño parque a mitad de camino y JJ propuso sentarnos en el césped un rato. Yo sabía lo que pretendía, pero acepté, sin tenerlas todas conmigo aún, pero bastante convencida.
Una vez nos sentamos, el tío saca una piedra de hachís y yo me quedo a cuadros. Me dice que se la ha dado un colega hace unas horas y que si me apetece uno. Hacía como tres o cuatro meses que no me fumaba un porro y le dije que lo hiciera, que la sorpresa había sido morrocotuda. Mientras lo hacía, yo decidí darle una sorpresa a él y empecé a meterle mano descaradamente. De nuevo como la canción : "nos pusimos como motos con la birra y los canutos". Además del mismo intérprete, fíjate.
Fue estupendo enrollarnos como dos críos tumbados en la hierba del parque, tocarnos por todas partes y fumarnos un par de canutos allí, despreocupados de todo. No llegamos a hacerlo, pero el calentón fue fantástico. Me puse a cien, pero empezaba a picarme todo y pensé que sería más cómodo en casa. Siento si parezco una maruja de cincuenta años, pero es que prefiero disfrutar como es debido. Eso sí, durante todo el camino no pensaba más que en llegar a casa de una puñetera vez. En el portal de casa, empujé a JJ contra la pared, le desabroché el pantalón y jugué con él un ratito, solo de precalentamiento. Al subir por las escaleras, podía sentir su mirada clavándose en mi culo, la verdad.
Al llegar a casa, completamos el acto por fin. JJ no me dejó llegar al dormitorio. Lo hicimos sobre el sofá, que es un poco más incómodo que en la cama, pero muy satisfactorio también, no os creáis. Lo más divertido de todo fue comprobar que apenas hemos cambiado a la hora de hacer el amor. Ahora estamos bastante más relajados que cuando éramos novios, porque ya no lo hacemos a todas horas como si fuesen a fusilarnos en cualquier momento, pero cuando nos ponemos, seguimos siendo los de siempre.
Apenas nos quitamos ropa. Fuimos directamente al grano y JJ parecía querer que saliese fuego de nuestros cuerpos, a juzgar por cómo me acariciaba por todas partes. La verdad es que estuvo todo muy bien. Cuando estábamos ya aliviados de la calentura, nos fumamos un cigarrillo en el sofá y nos metimos en la cama.
Ya os dije que JJ estaba más salido que el pito de una tetera cuando estamos de vacaciones, así que por la mañana insistió para que nos duchásemos juntos y acabamos como podéis imaginaros. Como hacer algo en nuestra diminuta bañera es bastante complicado, nos dimos una buena ración de sexo bucogenital (porque sexo oral es hablar de sexo, no nos equivoquemos) y volvimos a la camita antes de que aquello se hiciera imparable.
El viernes por la tarde estuvimos dando una vuelta por el centro, comprando algunas cosas para nuestro viaje al Pirineo y después al cine. Vimos "Yo,Robot", que tenía ganas de verla porque me encanta Asimov, aunque ya sabía que la peli poco tenía que ver con la saga. Me gustó, pero porque a mí me encantan las pelis de ciencia-ficción, no porque la considere muy buena en otros aspectos.
Por ahora, las vacaciones están siendo estupendas, pero espero que a partir del lunes, en la montaña, estén mucho mejor. JJ se ha largado esta mañana con unos compañeros de trabajo, que habían quedado para almorzar. Yo estoy aquí escribiendo y no pienso dejar que esta tarde salga de la cama, así que más le vale tomarse un almuerzo nutritivo, para reponer fuerzas.
Espero poder escribir a menudo en este tiempo, pero no aseguro nada.

1 comentario

maty -

hola hermosa oie me gusto lo que escribiste me parece muy loco pero me gusto sabes me gustaria leer mas de estos relatos reales que escribes y tu = me pareces muy interesante adios..